Cuándo es el momento de tirar la toalla? Se me ocurre que puede ser:
1. Cuando un grupo de 50 personas destruye un edificio público con total impunidad y sin que nadie los detenga
2. Cuando un tipo de 60 años, sin trabajo, decide vender droga para alimentar a su familia y acepta con una entereza que destruye que la Policía lo detenga por ello sabiendo que los suyos pasarán hambre
3. Cuando la Justicia está de paro... (qué ridiculez... me imagino a la estatua cruzada de brazos y con cara de ¡¡Quiero mi aumento o no sostengo más la balancita!!)
4. Cuando da verguenza decir "Soy argentino/a"
Y ahora me pregunto... si se dan todas esas cosas y uno sigue adelante, vendría a ser como--- digamos... un boludo atómico, no? Pero es así. Siempre se sigue. Parafraseando a Pinti: pasan presidentes, ministros, gobernadores y opositores y quedan los boludos. Boludos que se levantan a las 6 de la mañana, cobran poco, laburan mucho, van a la Facu, estudian Inglés, no hacen piquetes, no rompen Legislaturas, no matan de hambre a 37 millones de personas, no tienen yates ni cuentas en Caimán y ahorran años para comprarse un placard.
Yo soy una de esas boludas. Es cierto, no sé decir basta... no tengo alma piquetera. No le digo basta a la realidad de mierda que me toca vivir, ni a los compañeros de Facultad que se abusan de la buena onda, ni a los que se dicen amigos para poder pedirte favores... Pero estoy orgullosa de quien soy. Extremadamente orgullosa. No sé si muchos podrán decir eso... pero es así. Creo que soy exactamente lo que quiero ser, con mis miles de defectos y mis pocas (pero de las buenas, jajaj) virtudes, y eso no es decir poco. Todo esto no significa q yo sea un ejemplo de nada ni q sea mejor o peor q el resto de los mortales... SOY ASÍ. No sé decirle BASTA a lo adverso que tengo enfrente... simplemente le pongo el pecho como mejor me sale. Y estoy muy complacida con eso. Conformista? Puede ser... muy probablemente nunca sea líder de una revolución al mejor estilo Castro o Guevara, pero siempre estaré del lado de la revolución de las ideas, de la apertura mental, del que labura y, como axioma de cabecera, de la excelencia como meta última.
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