Antes de comenzar, se impone una disculpa por los pecados que cometeré sistemáticamente en este post. Sucede que inevitablemente habré de caer en el narcisismo, el egocentrismo y hasta la soberbia para exponer adecuadamente las ideas que ocupan mi cabeza esta noche de transición. Así, con un revelación que tendrá en mí el efecto de una bomba atómica, le digo adiós al invierno y recibo la primavera.
Darse cuenta de lo obvio es siempre doloroso. Es doloroso para el mediocre descubrir lo que es evidente para el resto del mundo: que jamás será más que una persona promedio. Asimismo, para quien sostiene - desde la cuna - el éxito en la palma de la mano, descubrirse diferente implica un tormento similar: nunca será como todos, siempre llevará el estigma del Patito Feo.
A manera de aclaración, les recuerdo que el celebérrimo relato infantil*, no tiene por moraleja - aunque parecería que muchos así lo creen - que no debemos ser crueles con quienes son diferentes (léase 'inferiores'... diferentes es el término preferido por las maestras de jardín de infantes), sino que, en rigor de verdad, la enseñanza que trasciende el relato podría resumirse en algo así como: "Los seres manifiestamente superiores no encajan en una sociedad mediocre". El 'Patito' era un cisne en un mundo de patos... un Eros en tierra de centauros.
Soy un Patito Feo en el correcto sentido de la moraleja. Quienes me conocen les dirán de mí que soy extremadamente inteligente, culta, simpática, extrovertida, divertida, bonita, buena persona, con un fuerte carácter, madura, decidida, enérgica, indómita, imposible de doblegar, libre, dadivosa... y una sarta interminable de elogios - en su mayoría carentes de cualquier contenido - con los que pretenden describir lo indescriptible: la esencia que hace a la individualidad de cada ser humano. Sin embargo, tanta superioridad desplegada a los ojos de los otros, tiene un costado tan sombrío como incomprensible.
Ustedes pensarán que ser exitosa, respetada, admirada y querida es todo lo que una persona puede pedir de la vida... pues yo les diré que no es suficiente.
El éxito construye debajo nuestro un pedestal indestructible, que nos coloca por encima de los demás, de manera tal que terminamos encaramados en el Monte Olimpo... solos, pues no hay muchos como nosotros.
Personalmente, tengo la dicha de compartir este lugar con alguien. Sin embargo, cuando nos miramos a los ojos puedo ver la soledad asomarse en los suyos (como seguramente vos la ves en los míos). Y no hay nada que hacerle: vos y yo hacemos girar el mundo.
Pero... qué difícil es estar tan arriba!! Qué jodido es tener 21 años y las esperanzas de medio mundo sobre tus espaldas!!! Es indescriptible la presión que se siente, la tristeza, la angustia--- y no tener a nadie que comprenda lo que te pasa hace todo mucho peor.
Estoy empezando a cansarme de las frases del estilo: "Pero si sos re inteligente"; "Me decís que no sabés, y después te aparecés con un 10"; "Vos siempre la tuviste clara"; "Se nota que te va a ir bárbaro en la profesión"; y la más repudiada... la que odio con toda mi alma..."Qué problema podés tener!??".
Pues mi problema es el siguiente: la mayoría de las personas que me frecuentan, me miran con admiración y respeto - como si yo fuera un escibano con 30 años de trayectoria - en lugar de hacerlo como a una más del montón. No puedo comportarme - ante ciertas personas - como una total inconsciente sin correr el riesgo de que se abochornen como cuando un tío ebrio cuenta un chiste obsceno en un velatorio. No puedo manifestar mis confusiones sin tener que escuchar frases pelotudas como "Ahhh, ya se te va a pasar... vos sos muy madura para esas cosas". Los hombres me tienen miedo... los intimido con mi autosuficiencia. Todos me piden consejos, me dicen lo fantástica que soy y me admiran... y la puta madre... por qué no habré nacido normal!!!
Por qué me toca ser el Patito Feo y no uno de los Patitos del montón, que sí eran patos y no cisnes?
Quizás nunca pueda responderme estas cuestiones, pero al menos me las planteo.
Como dice mi mamá - que hace magia conmigo - el día que tenga que amamantar a mis hijos, lo haré de la misma forma que cualquier otra mujer, en el Monte Olimpo, pero como cualquier otra...
*Para quienes no lo recuerdan, encontrarán un link al cuento en mi página.
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