En una pila de escombros

{ viernes, 11 de febrero de 2005 }
Las refacciones que están en marcha en mi casa tienen unas dimensiones un tanto superiores a las que imaginaba. Día a día veo desaparecer una pared como por arte de magia, dejando aparecer nuevas, como si brotaran milagrosamente del suelo.La cocina está decorada con un estilo muy "post guerra". Estoy considerando la posibilidad de comprarme un casco, para resistir los embates de los escombros que caen continuamente del cielorraso.
Hoy, mientras veia cómo emergía luz del lugar donde otrora se erigía la pared del dormitorio de mi infancia, pensaba que mi vida - entre los 7 y los 18 años - se estaba tornando una pila de escombros. En una pila de escombros quedaron sepultados los dibujos que - cuando niña - hice detrás de la puerta y la nenita de palotes que mi mamá dibujó hace poco más de 13 años en la pared de la cocina para que mi hermano jugara e intentando que aprendiera a caminar dirigiéndose hacia ella. La pieza donde compartí risas y charlas con mi hermano de 18, mi reducto de aislamiento, donde tantas veces nos instalamos con Ger - guitarra en mano - a desentonar canciones y a contarnos - alma en mano - pequeños episodios que nos resultaba imprescindible analizar y discutir, ha desaparecido para dejar lugar a una moderna construcción de ladrillos que sostiene un raquítico esqueleto de madera que habrá de convertirse en un techo de tejas en algún momento.
Tres infancias hechas polvo que, como intentando aferrarse a nosotros antes de desaparecer, se cuela por todos los rincones de la casa y de nuestras anatomías. Mi casa de la infancia está mudando lentamente su forma, como si anhelara madurar. Y yo lo lamento tanto!!
Lo lamento porque si ella crece es porque nosotros también lo estamos haciendo. Si ella cambia... es porque nosotros hemos cambiado. "Nosotros, los de antes, ya no somos los mismos" dice Neruda... y tiene razón.
Ya no me da por dibujar sobre las paredes y amonesto severamente a mis primos pequeños cuando lo hacen. Mi hermano de 13 sabe caminar desde hace mucho tiempo y ya sin ayuda de la nenita de palotes. Con mi hermano de 18 me sigo riendo y seguimos charlando... de celular a celular o frente a los infomerciales de Sprayette que dan en las tandas de publicidad del noticiero.
Me pregunto cómo se llena de recuerdos una casa "nueva". Cómo se hace para atesorar tantos años de vivencias en estas paredes relucientes y en esta cocina tan moderna y amplia. Y una luz de esperanza se enciende en mí cuando veo que los ladrillos de la vieja pared de mi cuarto son usados para levantar la de la nueva cocina. Parece que - después de todo - nada se pierde, todo se transforma...