Ausencia II

{ sábado, 6 de diciembre de 2008 }
La vida está llena de ausencias. Algunas son el producto de un anhelo incumplido, como cuando se siente la ausencia de un visitante que no ha sido invitado más que en los secretos laberintos de nuestra alma. Son esos: "Ojalá que viniera Brad Pitt a mi cumpleaños con un ramo de rosas rococó!! (Insertar suspiro)" que en verdad no esperamos sucedan jamás y que - si en efecto se produjeran - generarían reacciones más cercanas al estupor que a la alegría.
Hay ausencias programadas, como las de los ex-novios a los que dejamos en el camino y a quienes esperamos no recibir nunca más - por el bien de nuestra salud mental y emocional - y hay ausencias inesperadas que invitan al replanteo existencial, como cuando falta el profesor el día de la última fecha de final y uno se pregunta - ilusoriamente - ¿Me la aprobarán por Resolución? (No, decididamente vas a tener que volver a cursarla!!!)
En rigor de verdad, la vida pasa más por las ausencias que por los actos de cuerpo presente, ya que nunca estamos en todo momento con toda la gente con la que queremos estar, sería una acción de cumplimiento imposible, a menos que uno tenga muy pocos amigos y una familia muy pequeña o que viva en la cancha de River y se rodee de gente que carece de cualquier tipo de actividad y siempre está disponible, por no decir al pedo.
Por ello, creo que las ausencias no son siempre tan malas como parecen en abstracto sino que son también una herramienta para fortalecer vínculos que de otra forma se marchitarían al contacto con la sucia rutina, como diría Joaquín Sabina. Está buena la ausencia de un amigo, porque precede al reencuentro y a las rondas de mate con chismes. Es interesante la ausencia de un compañero de sábanas, porque reaviva las ganas y atiza el deseo. Es importante ausentarse del mundo de tanto en tanto para recorrer el camino de la introspección y la reflexión.
No obstante, no hay ausencia más espantosa que aquella que sucede a la muerte de los seres queridos. Cuando uno se pelea con el amor de su vida, sufre sabiendo que hay un contacto que podría producirse, pero que no se concretará porque lo impide la separación. Algo parecido pasa cuando nos peleamos con un amigo y nos mantenemos distanciados, a pesar de que nos preguntemos en qué andará o cómo estará, pero siempre sabemos que esa otra persona anda por el mundo lo más campante, sigue su vida como de costumbre y - probablemente - frecuenta los mismos lugares y personas que cuando aún estábamos en contacto con ella.
Entonces, un día la vida nos cruzará con el otro en la cola del Banco Provincia o en la puerta de la Facultad. Quizás alguno de los dos levantará el teléfono, haciendo primar el cariño o la curiosidad por sobre el orgullo, y se reanudará el contacto sin mayores pérdidas.
Los ex-novios no se evaporan del planeta... si así fuera, no habría tantas mujeres atribuladas y confundidas por los encuentros post-ruptura que no saben bien cómo evitar, ni tantos hombres que no terminaron de separarse de la primera novia y ya van por la décimo quinta.
Ahora bien, la ausencia que sigue a la muerte es brutal como pocas cosas en esta vida, quizás más brutal que el fallecimiento mismo ya que si la desaparición física no fuera sucedida por el más absoluto impedimento de contacto, muy posiblemente dejara de parecernos tan grave.
En otras palabras: lo que duele enormemente no es que el espíritu deje el cuerpo, sino que el cuerpo resulta indispensable para comunicarnos con el espíritu. Imaginemos que el Sr. Pérez abandona su envase terrenal y permanece en espíritu con nosotros, permitiéndonos contarle con total sencillez (nada de tablas de Ouija, médiums o locos con artefactos electrónicos midiendo cargas energéticas del aura) cada cosa que nos suceda y recibir sus consejos, opiniones y pareceres tal y como si estuviera vivo, sólo que presentándose ante nosotros mucho más translúcido que de costumbre. Si eso sucediera, los velatorios serían tan inútiles como conflictivos, ya que el propio difunto los supervisaría, quejándose de todas las elecciones de sus parientes y amenazándolos con hostigarlos por haber elegido el cajón de pino durante toda la eternidad. Serían un "Hasta luego" antes que un "Te recordaremos por siempre, Etelvina".
Alejándonos ahora de las elucubraciones mentales, veremos que lo que en realidad sucede es todo lo contrario: la muerte nos obliga a un adiós permanente para el que nunca jamás se está preparado. La muerte es - como dije antes - la ausencia más brutal y dolorosa a la que nos toca enfrentarnos. Es esa necesidad de un último abrazo que nos hace doler la piel y que calcina los ojos con el ardor del llanto, es tener la certeza de lo más temido, es ahogarse de angustia sin esperanzas de alivio, es morir un poco en vida.
Creo que lo que duele es la imposición de la ausencia antes que la muerte misma, después de todo, por algo tienen trabajo los videntes y existe el juego de la copa, que no son más que una mano desesperadamente extendida hacia el más allá, en un vano intento por evaporar una ausencia que fulmina. No hay duelo - por más elaborado que esté - que resuelva la necesidad de una presencia determinada, al menos yo no lo creo, con perdón de los licenciados en psicología.
Por eso a mi me sigue doliendo que el Pelado me haya dejado sola, porque el día que cerró los ojos para siempre, fuimos muchos los que nos quedamos huérfanos de su irreemplazable presencia. A pesar del transcurso del tiempo, a pesar de que de vez en cuando nos reimos a carcajadas y de que ya somos capaces de recordarlo sin llorar, no pasa un sólo día en que no sienta que daría cualquier cosa por estar con él una vez más, para decirle cuánto lo quiero y contarle que sus hijos son la cosa más hermosa que dejó sobre estaTierra, para mirarlo a los ojos cuando le cuente que Manu es el más revoltoso del grado (y que le dieron un premio por eso) a ver si vuelvo a encontrarme con ese brillo pícaro en su mirada. Quiero darle todos los abrazos que tengo guardados para él: el del día que me recibí, el de la jura, el de su cumpleaños, el de mi cumpleaños y un millón de abrazos porque sí. Voy a exigirle mi abrazo de consuelo de cuando le diagnosticaron el cáncer a Mamá, el de la última quimio y el de los exámenes limpios, los abrazos de las eternas noches con Papá en terapia y caminando por la frontera entre la vida y la muerte, el abrazo con lágrimas de cuando se despertó del coma y el de cuando le dieron el alta definitiva.
Lamentablemente, todos los abrazos y charlas que tengo reservadas sólo para él no pueden existir en otro lugar que no sea en mi espíritu, porque su lugar en el mundo empírico está en un cuerpo que ya no existe. Sólo resta, entonces, seguir creyendo que el espíritu vive en un lugar donde el tiempo es eternidad y las ausencias son tan cortas que duran una vida. Desde ese punto de vista, quizás sea yo la ausente, ausente con aviso de un lugar al que conducen todos los caminos posibles y al que - mal que nos pese - todos estamos yendo.
Hay una frase bastante popular, cuyo autor desconozco que reza: La Muerte está tan segura de que va a ganar que nos da toda una vida de ventaja. Sospecho que el "triunfo" de la Muerte depende de qué hagamos con esa vida, después de todo ya dijo Manuel Mujica Láinez que si un enano francés estampado en una cerámica puede burlar a la Muerte, es justo que también puedan burlarla las lágrimas de un niño. No sé si yo pretendo burlar a la Muerte, me conformo simplemente con vencer a la ausencia y reencontrarme algún día con ese pedacito de mi alma que se fue al Cielo un 28 de Abril, dejándome más sola de lo que era capaz de imaginarme.

Nos mudamos e hicimos limpieza

{ lunes, 15 de septiembre de 2008 }
Bueno, finalmente recuperé mi dominio y mi blog está donde debe, con plantilla de diseño actualizada y todo. Muchos comentarios a los posts se quedaron en el camino al exportar el contenido, pero el blog original completo sigue existiendo en la dirección http://www.alguien5.blogspot.com/ y allí quedará suspendido, a la espera de que un "alguien" nostálgico lo visite para saludarlo. De vez en cuando, pasen a verlo así no se pone triste ni se siente abandonado!!

El día que apagué la luz

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Un día cualquiera quise modernizar este rincón del ciberespacio y mudarme de la vieja opción de plantilla a la de diseño. Como no encontraba el dichoso botón, se me ocurrió la brillante idea de crear un blog "suplente" para ver si de esa manera podía acceder a las funciones nuevas y mudar el contenido de este blog, el resultado: no sólo no pude actualizar la plantilla, sino que intentando borrar el blog suplente, pasé a mejor vida el auténtico, incluídos los comentarios, los links, el dominio y un pedacito de mi alma.
Al darme cuenta del terrible error, yo que siempre ando con la puteada a flor de boca, que tengo un tono de voz más alto y más grave que la mayoría de las mujeres, que no me guardo ninguna opinión y que no guardo silencio ni en la iglesia, enmudecí por completo, presa del más absoluto pánico.
Dicen por ahí que uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde... y yo les aseguro que no tenía idea de la importancia que tenía para mi este pedacito de cielo binario hasta que vi la notificación de Blogger que decía "No se ha encontrado el blog. Lo sentimos, el blog que estabas buscando no existe". Cómo que no existe?? Cómo no van a existir mis 86 entradas?? Cómo no se va a encontrar esta página que me hace de psicoanalista desde Mayo de 2004?? Y a mi qué me importa que lo sientan!!! Quiero que me devuelvan mi blog!
Y me lo devolvieron, nomás. Todo gracias a la excelente onda y al impecable trabajo de la gente del Grupo de Ayuda de Google: friendly, que me aconsejó y me tranquilizó hasta que llegara el lunes y Gerard (Guía Todopoderoso de Google) que hoy mismo volvió a subir todo el contenido valiéndose de vaya a saber qué artilugios mágicos.
Para ambos va este monumento virtual (para el que tomé prestada la Estatua de la Libertad, sepan disculpar pero no encontré otra mejor), por rescatarme de mi propia estupidez y devolverme, junto con este blog, la alegría. A partir de hoy, en el espacio soberano de alguien.blogspot.com el 13/09/08 será recordado como "El día del apagón", al que también podrá referirse como "El día en que debí haberme cortado los dedos y no ser tan tarada"

Monumento a los salvadores del blog

Friendly y Gerard

Muchas Gracias!!!

Mudanza temporaria

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Por dificultades técnicas que detallaré en otro post, este blog se mudó a www.alguien5.blogspot.com.
Los espero por allá hasta que pase el tsunami!!!

Sólo una cuestión de actitud

{ miércoles, 23 de abril de 2008 }
Estar enfermo es siempre una porquería, sea que se trate de un resfrío que nos lleva moqueando por la vida o de algo mucho más serio. Lo que es innegable es que no hay enfermedad más puta que el cáncer, especialmente cuando le toca a una de las personas que más amás en este mundo.
La pelea empieza con el diagnóstico e implica un enorme sufrimiento emocional y físico. Yo tuve la desgracia de conocer los efectos del cáncer de mama hace dos años, cuando se lo diagnosticaron a mi vieja. La realidad es muy distinta de los comerciales con logos de cintas rosas y explicaciones de cómo se hace el autotest mamario, porque detrás de cada cáncer de mama hay una mamá con cáncer.
Y saber que tu mamá tiene cáncer no es nada fácil de sobrellevar, es pasar 4 horas llorando frente al ascensor que viene del quirófano, es escuchar que le sacaron un pecho, es verla perder el pelo, verla sufrir cada vez que le ponen la guía para la quimio porque las venas están resecas, es saber que por más apoyo que uno quiera darle, a fin de cuentas la que tiene que poner el cuerpo para que corten, pinchen, inyecten, saquen y pongan es tu vieja. Esa misma que te enseñó a cantar "Qué linda manito...", la que te hacía la leche, la que te abrazó cuando te despertaste de una pesadilla, la que te defiende, la que te dice que todo va a salir bien de manera tal que no te queda otra más que creerle, esa mujer que hizo tu vida imposible de tanto quererte, hoy se juega la de ella... y vos no podés hacer otra cosa más que mirarla pelear y darle aliento. Es una verdadera mierda.
Sin embargo, cuando pasan la operación y la quimio, opera una suerte de renacimiento que es maravilloso. Mi mamá es una mujer extremadamente especial, que se tomó con humor, esperanza y decisión tanto su enfermedad como el tratamiento y hoy le toca reponer lo que el cáncer se llevó. Es hora de la cirugía reparadora.
Y una que sabe lo que significa el busto para las mujeres, más allá de la superficialidad y las vanidades, una que sabe que lleva en el pecho el signo más característico de la propia identidad de género, entiende que recuperar lo perdido es también haber vencido. Es haber dejado atrás la batalla por la vida y festejarlo de este lado, que no es poca cosa.
No es lo mismo entrar a hacerse una estética porque te lo pidió Sofovich para encabezar en la calle Corrientes que ir a recostarse bajo las luces del quirófano después de haber pasado por una mastectomía. A una la impulsa la proyección de futuro, mientras que a otra la acompaña la experiencia de haber superado el dolor y el miedo. Para pasar por una cirugía reconstructiva, es preciso que algo haya sido destruido anteriormente.
Por eso creo que la diferencia entre ganar o perder es - como dice Fito - sólo una cuestión de actitud. Alguien podrá pensar que lo que se destruye en estos casos es un pecho, la feminidad, la psiquis, el espíritu... pero para mí, ese "algo" es únicamente el cáncer.
Eso también me lo enseñó mi mamá.

Lo que ellas quieren

{ jueves, 17 de abril de 2008 }
A veces me pregunto si el interrogante persigue a los hombres tanto como ellos afirman. Será verdad que se la pasan intentando comprendernos o simplemente es uno de los tantos mitos baratos que circulan por ahí? Les interesará de verdad saber qué queremos, qué nos motiva y nos preocupa o les alcanza con descubrir una táctica que los deje a los pies de nuestra cama?
Yo creo que hay de todo en la viña del Señor, no obstante lo cual este espacio no fue pensado para que paguen justos por pecadores, sino todo lo contrario. En definitiva, este blog no lo leen tantos como para desequilibrar el Universo conocido, como sí sucede con el programa de Tinelli.
En principio me parece importante destacar que todos los seres humanos andamos - en más o en menos - detrás de las mismas cosas. Hombres, mujeres y todos los que hay en el medio, buscamos que nos quieran bien. Algunos se conforman con tener el cariño de un grupo de amigos, familiares, vecinos, compañeros de facultad y coworkers, y salen a reventar la noche porteña queriendo tapar con sexo el vacío que queda en el colchón en las noches hábiles.
Y no está mal que lo hagan, mientras no se crean que esa compañía ocasional y rotativa les va a servir para toda la vida.
Generalmente se supone que las mujeres somos las que quieren pasar del boliche al altar y los hombres los que únicamente anhelan concretar un escape silencioso a la mañana siguiente. No siempre es así, conozco varias excepciones y me incluyo personalmente en ellas, pero por ahora nos vamos a valer del cliché con fines didácticos.
Intentemos entonces explicar a los elegantes caballeros que leen estas líneas por qué está bueno tener UNA mujer con la cual compartir el devenir de sus días. Para ello es preciso ejemplificar con situaciones sencillas cómo se ve el mundo a través de los ojos de una novia en potencia.
En primer lugar, coincidiremos en que es mejor vivir ciertas situaciones de la vida con alguien que conozca las cosas básicas de nuestra persona, especialmente si somos alérgicos a la penicilina, fóbicos del orden, enamorados de nuestro auto o enemigos declarados del cine húngaro. En esos casos, tener al lado una mujer que nos conozca nos evitará recibir inyecciones letales de Amoxidal, amenazar de muerte a todos los que pisen nuestra casa si no usan posavasos, gritar a voz en cuello "NO SE FUMA EN MI 147" o tener que explicar a la gente del Centro Cultural por qué prendimos fuego la sala. De todos esos pormenores se ocupará la precavida señorita que los acompaña, valiéndose de miradas de advertencia, gestitos inconfundibles y - llegado el caso - de un buen codazo en las costillas del infractor sin que haga falta siquiera una mueca de parte del protegido.
En definitiva, la mina que se toma el trabajo de prestar atención y conocer las preferencias de su chico, lo hace porque es su forma de demostrarle que lo quiere de la mejor manera, es decir: como una madre primeriza.
Obviamente, si una quiere (nótese que nadie habló de amor hasta ahora) al hombre que tiene al lado, tiene ganas de pasar tiempo con él, de cuidarlo y de procurar que reciba la mayor cantidad de "caricias en el alma" que sea posible brindar. Esa es la chica que te deja devorar la parrillada para dos y se conforma con comer ensalada, aunque esté famélica. (Alguno lo había notado, muchachos?)
En consecuencia, y parafraseando aquello de "No le hagas a los demás lo que no te gusta que te hagan a vos", lo que nosotras queremos es que nos quieran bien.
Que nos cuiden como cuidarían a sus hermanas en las situaciones de la vida cotidiana. Que nos digan que estamos lindas sin que medien intenciones ocultas, que nos envuelvan de vez en cuando en un abrazo desprovisto de lujuria, que nos digan la verdad sin ser crueles, que nunca dejen de ser los que llevan los pantalones sin hacerse los machos de América.
Aunque no tengan ganas de ponerse de novios, está muy bueno hacer sentir que el mundo deja de girar cuando nos miran a los ojos.
Sí, ya sé... si no lo hacen no es porque no puedan, sino porque "las minas se enganchan y se piensan cualquiera", no??
Muchachos, no somos tan taradas!! Además, no será que nos enganchamos porque ustedes son los que no saben separar la caballerosidad del amor? Si nosotras aprendimos a separarlo del sexo, me parece que les toca a ustedes hacer un esfuercito. Hablando se entiende la gente... hablando con claridad.
Nunca falta la que no entiende ni aunque le pongan un pasacalle que diga "Mabel NO TE AMO!! Rubencito", pero esas mujeres no son de la clase que se preocupa por conocer al ser humano detrás de la testosterona, sino de la que busca enganchar a cualquier hombre que se le cruce, lo quiera o lo aborrezca. A mi tampoco me gustan las mujeres así!!!!Los invito a hacer la prueba, descubran qué se esconde detrás del maquillaje y del push - up pero, en lugar de pelearse con el broche, amíguense con la persona. Quién les dice, quizás hasta se descubran compartiendo la última tira de asado con una mujer que valga la pena!

Letras prestadas

{ jueves, 3 de abril de 2008 }
Paveando en internet me tropecé por mera casualidad con el texto que transcribo a continuación. Pertenece a un blogger que no tengo el placer de conocer, pero que escribe tan bien y me hizo reir tanto que tuve la necesidad de quienes leen lo que yo escribo puedan también leer esto.
Siguiendo estrictamente el protocolo aplicable cuando se difunden creaciones ajenas, dejo al pie de este post la cita correspondiente. Y sí... no me miren con esa cara!!! Es verdad, me vino como anillo al dedo para demostrar que no soy la única demente que usa este estilo para describir la realidad que vive! Y qué? A fin de cuentas, soy un ser humano, che!

"Los hombres tenemos algunas normas bastante implícitas y, si bien yo no me considero un hombre típico, muchas de ellas son absolutamente aplicables:
  1. El sexo viene antes que los amigos sin uso alguno de protesta por parte de los segundos. Las excepciones son hospitalarias o directamente mortuorias. Quizá alguna boda o depresión de un amigo que necesite acto de presencia y apoyo moral ameriten una excepción. Pero mayormente las excepciones son hospitalarias o directamente mortuorias.
  2. Las ocasiones especiales vienen antes que los amigos respondiendo estrictamente a ciertas reglas que las hacen especiales. Las efemérides de mes no son especiales, ni así sucesos tales como "el día que escuchamos ese tema de Luis Miguel en Pinamar y me dijiste que tenía las orejas más lindas del mundo", pero los aniversarios y cumpleaños directos sí (Entiéndase cumpleaños de la pareja. Los hermanos y padres de la pareja son negociables, pero nunca así los de cuñados/as o amigos/as de la pareja). El término de ausencia justificada es de +/- 24hs.
  3. Las actividades semanales preprogramadas con antigüedad de al menos un año (Entiéndase mayormente salida al bar -con amigos- o partido de fútbol semanal -con amigos o para apoyar al equipo del que uno simpatice) se exceptúan solamente por aniversarios (anuales) y cumpleaños de pareja. Otras excepciones son hospitalarias o directamente mortuorias.
  4. En caso de tener que decidir entre salir con uno/s u otro/s amigo/s (sin mediación de pareja, la cual -de cualquier modo- no tiene poder de veto en estos casos) definen el tiempo pasado desde la última reunión y la antigüedad/derecho de piso, en ese orden.
    Si un amigo convoca y no tenemos ganas de salir es totalmente válido el uso de la construcción "hoy ni en pedo" para declinar dicha invitación. Del mismo modo será inválida -y repudiable- toda protesta a dicho rechazo pasadas +/- 24hs de la invitación. Serán consideradas válidas otras construcciones que expresaren el mismo concepto, tales como "hoy ni mamado" y "ni que me venga a buscar la vigésimo tercera división de infantería Nazi".

Tómese en cuenta la antemencionada normativa como flexible toda vez que la carne sea débil. Nótese. Séllese. Archívese."

Texto posteado por Ale en No sex and the city y publicado por P. en No soy tu mamá (Excelente blog, por cierto)

Yo apoyo al campo!

{ martes, 25 de marzo de 2008 }

Reglas de Oro de la Infidelidad (O cuando una misma es “la otra”)

{ domingo, 9 de marzo de 2008 }
Por más que nos obliguemos a repetir hasta el cansancio en las conversaciones de género que nunca jamás de los jamases tendríamos un entrevero lujurioso con un hombre que pertenece de hecho o por derecho a otra mujer, la realidad es que la mayoría de las veces terminamos cometiendo el mismo pecado que condenamos.
A veces una no elige ser “la otra”, se lo impone la omisión de informar la existencia de una “oficial” por parte del pecador de turno. Si no lo saben ya, les cuento que los hombres con dueña son proclives a ocultar su condición cuando salen de trampa... y cuando no, también.
Por otra parte, cuando se alinean los astros y las ganas o nos cruzamos con uno de esos caballeros que cumplen con los requisitos que reducen el valor de nuestros principios hasta dejarlos pelo a pelo con el de un boleto de colectivo del año ‘83 (de los que no son capicúa), una elige y se entrega sin mayores dificultades al papel de villana. E incluso lo disfruta... hay que decirlo.
Es en esos casos cuando salen a relucir las reglas de oro que todas conocemos pero ninguna comenta, las reglas que toda amante que se precie de serlo – y por supuesto que pretenda mantener vigente la clandestinidad de la relación – conoce de memoria y pone en práctica por reflejo. Recopilemos algunas de ellas:

1. Pensar rápido
Por más embotadas que nos tengan el alcohol, la falta de sueño y la abundancia de hormonas siempre responderemos con celeridad y eficiencia ante situaciones potencialmente peligrosas. Una auténtica predadora urbana sabe que no existe situación que no pueda ser remada con una dosis de sentido común, una buena cara de circunstancia y respuestas rápidas y seguras. Veamos algunos ejemplos:
- ¿Estabas esperando que baje a abrirte y justo llega la novia?
Cuando baja lo saludás con un “Buenas noches”, entrás al edificio y subís al ascensor (si es necesario vas al 4º piso y volvés). Cuando se despeja el lobby, salís con cara de póker. Misión cumplida.
- ¿Iban caminando por la calle y se cruzaron con la cuñada?
Saludo cordial, cara de nada y te presentás como una compañera de la secundaria, la novia de un compañero de oficina o cualquier rol adecuado a las circunstancias. Atención con los círculos que comparte con la novia! No es difícil descartarlos porque son los que vos jamás en tu vida vas a frecuentar con él.

2. No dejar rastros
Cuando sabemos que vamos al encuentro de un hombre prohibido es importantísmo pensar en los rastros. Por eso nunca llevaremos accesorios de los que puedan desprenderse brillos. Se trate de aros, carteras, remeras con purpurina, brillos labiales con glitter, cremas para el cuerpo con efecto luminoso o cualquier cosa que desprenda restos evidentemente femeninos como plumas, lentejuelas, hebras de lúrex o semejantes.
Tampoco se usa lápiz labial o gloss a menos que sea incoloro e inodoro. Sepan que los labiales de ultra fijación son una gran mentira... en cuanto entran en contacto con líquidos transfieren!!. La misma regla va para los perfumes de buena calidad a base de aceite (que son casi todos los de diseñador: Kenzo, Giorgio, Chanel, CH, etc.) porque se impregnan en la piel de él y NO SE VAN, aunque se bañe con esponja vegetal. Busquen una buena imitación para estos casos... huelen igual y se van mucho más rápido.
Un desprendimiento de esta regla es “No dejar cosas tiradas por el departamento/casa” para los casos en que los encuentros no se produzcan en un albergue por horas. Guarden anillos, relojes, cadenas, encendedores y demás objetos personales en la cartera para no olvidárselos por dos razones: además de la obvia, no los van a recuperar nunca más. Nada peor que terminar con un aro solo del par más lindo que tenían.

3. Ser cuidadosa con el comportamiento en lugares públicos
Generalmente este tipo de encuentros se dan en privado pero si existiera un momento previo o posterior que tenga lugar en un espacio público es imprescindible no hacer pavadas como caminar de la mano por la calle, andar a los besos en el colectivo o sonreírle con picardía al portero de la oficina de él mientras salimos del brazo. Ese tipo de descuidos puede ser fatal y estropea toda chance posterior de negar todo para él y de remarla conforme la regla 1 para nosotras. A ninguna le gusta que le griten atorranta en las veredas del barrio porque arruina definitivamente toda chance de repetir el encuentro.

4. No caer en razonamientos falaces
Es importante comprender que nunca va a dejar a su pareja, sin importar cuán bien nos diga que la pasa o cuánto jure enloquecer esperando el encuentro. Evitemos convertirnos en un estereotipo (la amiga de Meg Ryan en “Cuando Harry conoció a Sally”) y hagamos honor a la inteligencia práctica que Dios nos dio: no va a cambiar a nadie por nosotras. Eso también es parte de ser “la otra”, comprender que si él nos eligió para ese papel y no para el otro es porque así lo siente y nosotras estuvimos de acuerdo al aceptar las reglas del juego. Nadie nos obligó a jugar y nadie nos obliga a seguir jugando, es una decisión enteramente nuestra cuánto apostar en esta ruleta. Podemos ganar mucho o perder todo, según la actitud con la que encaremos la situación.

5. No llevar los sentimientos
Al igual que los accesorios brillantes, las emociones dejan rastros indelebles cuando una las lleva a un encuentro clandestino. Las mujeres tenemos una marcada tendencia a interpretar como un todo indivisible el amor y el sexo que no resulta favorable para lidiar con este tipo de situaciones. A las noches de lujuria con el novio de otra llevamos los bajos instintos, las pasiones, los disfraces de colegiala (SIN BRILLOS!) y el desenfreno, pero nunca, nunca llevamos ganas de formar una familia, esperanzas de un vestido blanco o los nombres potenciales de nuestros hijos. Esas cosas sólo sirven para que terminemos sufriendo como condenadas por lo que imaginamos que pudo haber sido y al final no fue.
Las otras son – para ellos – completas desconocidas en público y viejas conocidas en privado. Son las que no se quejan si no levantan la tabla del inodoro, las que traen adrenalina y aceites, las que no piden explicaciones ni exigen comportamientos determinados. Ignoran si la madre de él es o no una bruja, si el hermano es un vividor o un pelotudo o el “hoy no me quedo porque mañana hay que madrugar”.
Son reminiscencias de momentos más sencillos e instintivos, siempre dispuestas a hacerlos felices unas horas para desaparecer después entre las caras anónimas de la multitud hasta una incierta próxima vez. No significan nada más que un instante de tomar otra vida prestada para después volver a la mujer sin la cual verdaderamente no pueden vivir, la potencial madre de sus hijos, el amor de sus vidas o quizás la novia que aprueban los padres... pero ese es un problema de ellos. Es su elección y una debe respetarla.
Así son las auténticas “otras”, las que no esperan secretamente una confesión de amor, siempre producidas con esmero, carentes de planteos y libres de prejuicios. Las demás somos solamente mujeres que no pierden las esperanzas de encontrar al hombre de su vida, aunque esté de novio con otra.

Se hace camino al andar

{ miércoles, 2 de enero de 2008 }
Me gusta pensar que las cosas que nos pasan, las decisiones que tomamos y el destino que nos espera tienen la forma de un camino, de esos que describen los cuentos infantiles o parecido a los que dibujábamos cuando éramos chicos... sinuosos y que indefectiblemente llevaban a una casita (con chimenea, por supuesto!).
A veces el camino se mete en el bosque donde vive la Bruja del Oeste o se bifurca y no estamos del todo seguros de haber elegido la dirección correcta, aunque hayamos llegado a destino. Es la duda perenne que nace de no saber qué nos perdimos por haber elegido el camino de la derecha sin saber qué había en el de la izquierda.
Son caminos que se transitan sin mapas y sin GPS. Nunca sabemos con exactitud qué hay más adelante... uno cree que eligió destino para las vacaciones y en realidad se alejó del amor de su vida o de la oportunidad de recibir una llamada que le daría el trabajo con el que soñó desde que sabe qué es un trabajo.
El camino redefine quiénes somos, por lo que si volvemos sobre nuestros pasos hasta el punto en que decidimos por la bifurcación de la derecha ya no encontraremos bifurcación alguna. Nuestros ojos no serán capaces de ver las opciones que creíamos igualmente válidas años atrás ya que - una vez más - nosotros, los de antes, no seremos los mismos.
Es muy fácil desandar el camino del dolor. No podemos esperar para darnos la vuelta y salir corriendo cuando descubrimos que la casa que descansa al final del sendero es la de la Bruja y no el Palacio del Mago de Oz. El problema es que desandar el camino no revierte nada, lo que realmente habría que hacer es buscar otro sendero que nos saque de ahí porque ¿qué sentido tiene retroceder por donde vinimos cuando la gracia está en sobreponerse y seguir adelante?.
Hay caminos que vengo recorriendo de ida y vuelta desde hace casi 4 años. Fui y volví tantas veces que creo que hice una zanja... y todavía sigo sin encontrar la forma de superar el obstáculo del final definitivamente. Lo miro un rato, tomo las mismas decisiones erradas con diferente formulación y me doy la vuelta sin resolver nada, creyendo erróneamente que es la última vez que transitaré esa ruta, sólo para volver al mismo sitio tiempo después.
Quizás ese regreso eterno es parte de mi camino, de aquello a lo que estoy predestinada. Es posible que en las estrellas de vaya uno a saber qué constelación, esté escrito con letra de molde que quien escribe debe recorrer el mismo sendero una N cantidad de veces hasta poder - finalmente - encontrar la olla de oro al final del arcoiris. Puede ser que mi destino no sea superar determinados obstáculos, sino entender que no son piedras en el camino y ver cómo la casa de la Bruja del Oeste se transforma en el Palacio del Mago.
No obstante, no dejo de pensar que una de las definiciones de locura es hacer siempre lo mismo, esperando obtener un resultado distinto... eso me resulta preocupante para mi deteriorada salud mental.
De cualquier manera, está claro para mí que los intentos por revertir las conductas del pasado son estériles cuando se nos han hecho costumbre, especialmente si uno está tan negado como para no darse cuenta de que se encuentra frente a una reiteración y no ante una innovadora reacción a la misma circunstancia.
Y ahora me voy a poner las zapatillas, porque me dispongo a emprender mi centésima peregrinación por el mismo sendero... y ya está en muy mal estado como para transitarlo en ojotas.