Chicas Superpoderosas

{ martes, 13 de diciembre de 2005 }
Heroínas de nuestra infancia, exponentes destacadas del género, cautivantes personajes de la literatura, parientes o amigas... aparecen y deslumbran. Nos hacen pensar "Cómo me gustaría ser tu amiga!!!". Nos hacen sentir orgullosas de ser mujeres.
Siempre me encuentro atenta a la posible aparición de una de ellas en mi vida... salen de los lugares más insólitos, algunos bastante comunes, otros quizás no tanto pero serán indudablemente bienvenidas porque me recuerdan que sin importar cuán extraordinaria sea una persona, cada uno carga su cruz. El punto es cómo lo hacemos.... Les presento a algunas de mis preferidas.


1. Ayesha (también conocida como Ella-la-que-debe-ser-obedecida, o simplemente "Ella")
Este personaje de Sir Henry Rider Haggard es sin lugar a dudas mi favorito.
Ayesha es una hechicera árabe, inmortal y todopoderosa, cuya belleza presenta una magnitud tal que debe ir por la vida totalmente velada, ya que todos los hombres que posan sus ojos en ella se enamoran irremediablemente.
Si yo tuviera esa suerte, probablemente frecuentaría con asiduidad canchas de fútbol, esquinas de barrio, colegios industriales, potreros, puertas de cabarets y cualquier otro lugar donde los hombres concurran en masa. Pero "Ella" no... porque es una grande!!
Se cubrió la cara con un velo y nunca dejó ver su magnificencia, se retiró a unas cuevas subterráneas en una zona pantanosa de África con una civilización primitiva y se dedicó a esperar la reencarnación del único hombre que amó.
Nada de hacerse pagar copetines en boliches de moda, ni de sacarse el velo adelante de Brad Pitt para presumir ante las amigas diciendo "Mirá el bombón que me levanté" y mucho menos usar sus poderes para pasar a mejor vida a los que no la quisieron, no... la mina, una lady.
Cuando sea grande, yo quiero ser como Ella!!




2. Miss Marilyn Monroe
No vale la pena explicar quién es, no? Todo el mundo la conoce.
Se nos presenta tan espléndida y tan hueca en sus películas, que da la impresión de que le era imposible encontrarse atribulada por cosa alguna.
Sin embargo, el sex simbol más emblemático de todos los tiempos era descripto por quienes la conocieron de una forma muy diferente a la que uno se imagina. Por mi parte, siempre pensé que debía ser insoportablemente estúpida y vacía... hasta que me dio por interiorizarme.
Así descubrí que - según el director Billy Wilder, que la acompañó en varias películas - "El problema de Marilyn es que se enamoraba con mucha rapidez. No era la clase de mujer que se supone que debe ser un símbolo sexual, y eso la mató... Marilyn era una mezcla de pena, amor, soledad y confusión"
Si convertirse en un icono de belleza, esplendor y glamour sintiéndose más sola y deprimida que un heladero en la Base Marambio no es cargar la cruz con estilo, dónde vendría a quedar eso de "Tengo que estar divina porque me voy a cruzar con mi ex en la reunión"?
Para que aprendan las descerebradas de la farándula argentina y todas las mujeres del mundo lo que es ser una diva! La más diva de todos los tiempos se murió sola, triste y sin haber tenido a nadie que la amara de corazón... pero depilada, sin raíces descoloridas y con el tubo de un teléfono blanco en la mano. Eso, señoritas, es tener dignidad.

"No me interesa el dinero, sólo quiero ser maravillosa".
Marilyn Monroe
(Y yo también, Marilyn!!!!!)

3. Scarlett O'Hara
La heroína pelirroja de "Lo que el viento se llevó", nacida de la pluma de Margaret Mitchell, me deja fortalecida después de cada vez que nos cruzamos. Ya sea en las páginas del libro, en la película o en la miniserie "Scarlett", la mina siempre se las arregla para sobrellevar guerras, hambrunas, partos, desamores y escasez de fondos con la misma calma con que yo me prendo un cigarrillo. Ah!! Y encima de todo, supervisa una plantación y mantiene la mansión Tara, al tiempo que lidia con un padre re chapita y unas insoportablemente molestas hermanas.
Todo ello, luciendo espléndida, aunque sea con un vestido hecho con las cortinas del living. Me acuerdo de ella cada vez que me pregunto "Qué me pongo?"
La próxima vez que haya una Guerra de Secesión, la voy a llamar por teléfono para que me tire alguna punta.



4. Miss Dorothy Dandridge
Nació negra, en Estados Unidos y en 1922. Ya arrancamos mal, y no mencionamos que quería ser actriz y cantante. Sin embargo, y a pesar de todos los problemas que traía aparejados el hecho de ser negra en la tierra del Ku Klux Klan, en 1954 logró protagonizar "Carmen Jones", una película basada en la ópera Carmen de Bizet, entre muchos otros films.
Se convirtió en una estrella de Hollywood, cantaba en night clubs en los que no se le permitía la entrada a los negros y era tratada como una reina.
Hizo que todos los blancos de la industria tuvieran que tragarse su racismo a fuerza de trabajo y talento.
No obstante, lo que más me gusta de Dorothy tiene que ver con una anécdota que recrearon en una película sobre su vida. Sucede que había sido contratada para presentarse en un hotel cinco estrellas durante una temporada. Al día siguiente del debut, Miss Dandridge tuvo ganas de nadar y, lonita en mano, se dirigió a la pileta. Al llegar allí, el encargado le
indicó que ella era negra y no podía usar la pileta del hotel porque las señoras que estaban tomando sol se sentirían ofendidas. Entonces - y esta es mi parte preferida!! - Dorothy metió la punta del pie en el agua y salpicó a las susceptibles damas, retirándose luego. El hotel mandó vaciar la pileta y desinfectarla... ella dijo que eran los demás los que no eran dignos de bañarse en esa agua.
Eso es dignidad!!!!

Estas mujeres son realmente "Chicas Superpoderosas", que se bancaron la adversidad con un despliegue de fuerza y coraje poco común pero sin permitir que nadie las viera con el rímmel corrido. Verdaderas diosas, que vale la pena emular o morir en el intento.

Ojalá

{ jueves, 8 de diciembre de 2005 }
Noche de verano - espléndida por cierto - en un bodegón de San Telmo. Suena una guitarra flamenca y un zapateo rítmico hace vibrar el "tablao". Lánguida, la voz gitana de la cantaora entona una sevillana. El estribillo hace eco en mi mente: "Ay, que dolor. Ay, que dolor. Ay, que dolor!!"
Muchos años después, en otros tiempos y con otra gente cerca mío, me encuentro en esta noche que bien podría ser de verano, muy a pesar de lo que dice el calendario, recordando el estribillo que resuena en mi cabeza con un dejo de nostalgia.
Cómo explicar lo que se siente cuando uno mismo reniega de sentirse así? Cómo me explico a mi misma lo que me está pasando si no quiero que me pase? No lo sé.
Simplemente puedo intentar comprenderme y hacer lo posible por consolarme, siempre siguiendo adelante y tratando de mirar lo menos posible hacia atrás.
Pero antes... un último racconto. Sólo para tratar de entender.
Para tratar de comprender por qué no quiero quererte más, por qué me duele tanto que estés tan cerca y al mismo tiempo infinitamente lejos. No son celos, no te confundas. Los celos son una explosión de bronca, un deseo de poseer, lo que yo siento es el insoportable dolor de amarte aún
sin tenerte. El dolor indescriptible de los que lloramos en silencio, sabedores de que el objeto de nuestro amor será de cualquiera, menos nuestro. Y lo aceptamos con resignación, sin decir palabra alguna en contra de un destino que se nos antoja macabro e injusto. Nunca haremos
uso del "ojalá no te hubiera conocido" ni nos quejaremos al Altísimo por la dura prueba que nos pone en el camino. Este amor - claro como una lámpara, simple como un anillo - se resistirá a morir casi tanto como nosotros a hacer caso los impulsos que nos provoca. Yo sé que nunca voy a decirte que te amo. Prefiero renunciar al alivio de dejarlo salir en pos de conservar la poca dignidad que me queda. Pero también sé que me voy a morir preguntándome qué hubiera pasado si te lo hubiera dicho, así como cada mañana me despierto preguntándome si solamente fue un sueño o todo pasó en realidad. Aunque 2 segundos después me de cuenta de que el único lugar en el que podrías quererme así es en mis sueños.
Espero, de todo corazón, que ella te quiera como yo, o aún más si es eso posible. Que sea todo lo que yo no puedo ser en tu vida, que te haga sentir en la cima del mundo. Te deseo que nunca puedas entender ni experimentar lo que siento yo, ese nudo atroz en la garganta, la falta de aire, el ardor en los ojos que anticipa el llanto, la opresión el el pecho y la terrible angustia mental. Ojalá que nunca tengas que decirle a quien amás que querer te envenenó el alma, que te destrozó y te dejó con el corazón en la mano.
El 2005 se muere de a poco y se supone que formulemos deseos auspiciosos para el 2006. Los míos voy a tomarlos prestados de Silvio Rodríguez... si tengo suerte, quizás se hagan realidad.

Ojalá
Silvio Rodríguez


Ojalá que las hojas no te toquen el cuerpo cuando caigan,
para que no las puedas
convertir en cristal.
Ojalá que la lluvia deje de ser milagro que
baja por tu cuerpo.

Ojalá que la luna pueda salir sin ti.
Ojalá que la tierra no te bese los pasos.
Ojalá se te acabe la mirada constante,
la palabra precisa, la sonrisa perfecta.

Ojalá pase algo que te borre de pronto,
una luz cegadora, un disparo de nieve.
Ojalá por lo menos que me lleve la muerte,
para no verte tanto, para no verte siempre.

En todos los segundos, en todas las visiones.
Ojalá que no pueda tocarte ni en canciones.
Ojalá que la aurora, no dé gritos que caigan en mi espalda.
Ojalá que tu nombre, se le olvide a esa voz.

Ojalá las paredes no retengan tu ruido de
camino cansado.
Ojalá que el deseo se vaya tras de ti,
a tu viejo gobierno de difuntos y flores.

Ojalá se te acabe la mirada constante,
la palabra precisa, la sonrisa perfecta.
Ojalá pase algo que te borre de pronto,
una luz cegadora, un disparo de nieve.

Ojalá por lo menos que me lleve la muerte,
para no verte tanto, para no verte siempre
En todos los segundos, en todas las visiones.
Ojalá que no pueda tocarte ni en canciones.

Ojalá pase algo que te borre de pronto,
una luz cegadora, un disparo de nieve.
Ojalá por lo menos que me lleve la muerte,
para no verte tanto, para no verte siempre

A veces la vida nos besa en la boca...

{ viernes, 4 de noviembre de 2005 }
Cuando el sol quiebra la línea del horizonte, dicen que los ángeles son los únicos que logran escuchar la música que acompaña el milagro del nuevo día. Es decir que hay que ser puro de espíritu para poder apreciar cuán mágico es que el mundo continúe girando.
Cuando un ser humano - que por definición es una criatura única y especial - regala su amor más absoluto, solamente quien carece de nobleza es capaz de destruirlo. Hay que ser muy noble de corazón para comprender la magnitud del amor inocente.
Cuando encontramos un abrazo incondicionalmente extendido hacia nosotros, únicamente seremos dignos de él si somos capaces de corresponderlo con los brazos abiertos desde el alma.
Cuando tenemos un hombro amigo sobre el cual ahogar las penas, es preciso no abusar de su solidaridad con lamentos superfluos, ya que posiblemente se habrá agotado para cuando el dolor nos agobie realmente.
Cuando un hombre nos enseña el camino hacia sus rincones más íntimos, las mujeres hemos de recorrerlo con suavidad y ternura, pues no hay nada más trémulo que un corazón despojado de su armadura de hierro.
Cuando una mujer elige a su Quijote, es preciso que éste se coloque a la altura de las circunstancias. Podrá no corresponder a sus anhelos, más nunca dejar de protegerla, ya que no hay nada más vulnerable que el alma de una Dulcinea.
Cuando dos amantes se miran a los ojos, jamás deben velar su mirada con el antifaz del orgullo, pues no existe placer más grande que el originado por el beso de las almas desnudas.
Cuando el silencio de la noche se quiebra suavemente con una confesión antiguamente guardada, se debe escuchar atentamente para percibir el suspirar de un alma que se libera.
Cuando se vive, se ama, se cree, se sueña, se llora, se goza, se canta, se sufre, se intenta, se falla, se yerra, se acierta, se pierde, se gana, se teme, se calla, se habla, se sana, se parte, se vuelve, se espera, se logra, se cree, se desconfía.
Cuando se mira pasar la vida, simplemente se aguarda.
Yo voto por vivir, a pesar y por todo lo que eso implica. Vivir, aunque se nos vaya la vida en ello. Aunque todo lo que nos quede al final no sea más que la satisfacción de no habernos dejado vencer por el miedo a dar un paso adelante. Aunque nada sea como lo soñamos, aunque nunca llegue quien estamos esperando, aunque nos toque padecer de vez en cuando, porque "la muerte está tan segura de que va a ganar, que nos da toda una vida de ventaja".

Esto es sólo un recordatorio para mi frágil memoria. Estoy tratando de convencerme de que equivocarse no es tan malo, ya que únicamente se equivoca el que HACE. Estoy asimilando que dejar hablar al corazón es liberador, aunque nos de miedo salir del cascarón por un rato. Estoy intentando poner en práctica un sistema un poco más emocional y menos mental de inter-relación con los demás... Veremos si puedo hacerlo!

El amor en los tiempos que corren

{ domingo, 23 de octubre de 2005 }
Alguna vez me indigné al escuchar a una señora de casi 50 años contar que no se divorciaba de su esposo únicamente porque éste la matenía.
Supongo que mi indignación del momento era hija de la inexperiencia, porque hoy día es atrozmente común encontrarse con cuadros similares o idénticos al de esa mujer. No obstante, mi indignación actual dimana del odio a los estereotipos.
Por eso descreo de los axiomas postmodernos que indican que las mujeres de hoy somos más infieles y menos devotas que nuestras madres y abuelas. No me parece que haya nada de verdad en el lema Cosmo "Ya no son necesarios ni para concebir". De hecho, me resulta lamentable esa línea de pensamiento.
Yo creo que las relaciones de pareja se han vuelto más honestas y los lazos afectivos más profundos desde que las mujeres empezamos a pagar la mitad de la cuenta.
Las mujeres casadas que andan rondando los 50 viven renegando de su dependencia económica y se reprochan no haber seguido trabajando, no haber estudiado lo que les gustaba y hasta haber tenido hijos. Detestan a sus maridos al punto de ni siquiera dirigirles la palabra y rezan porque sus hijos se muden cuanto antes.
Cuando veo esta clase de situaciones, no puedo evitar preguntarme para qué se casaron y, si bien las respuestas clásicas son muchas, no logro convencerme del todo de la validez de argumentos como: "Era un buen partido", "No quería quedarme solterona" o "Las cosas tenían que ser así".
Las secuelas de la "Generación Clásica" tienen aristas mucho más complicadas de lo que parece a simple vista. Pensemos si no en la cantidad de hombres cuyo rol de pareja se reduce a sponsorear el hogar conyugal y en sus esposas que lavan, planchan y cocinan con fervor al tiempo que destilan veneno por los poros. Para no mencionar a los hijos veinteañeros, que se alimentan desde la cuna con los rencores de pareja de sus progenitores. ¿Cómo se vive treinta años compartiendo techo, lecho y mesa con una persona a la que no se respeta o con la que no se tiene siquiera una amistad?
Por eso yo prefiero el amor de las mujeres independientes, esas que no se enamoran de un trabajo estable, de la seguridad económica, de la habilidad de cambiar un cuerito o de los conocimientos para discutir con el mecánico. Cuando una mujer que puede mantenerse sola, llamar al plomero, manejar como Dios manda y ser su propio apoyo se enamora, lo hace con sinceridad y su pareja no es una "figura masculina", sino un hombre en el sentido más completo y digno del término.
Esas mujeres se merecen el amor de los hombres independientes, esos que van al supermercado, hacen la cama, lavan la ropa y no necesitan un ama de casa de los '50 para evitar que los tape la mugre. Brindo por los señores que para tener la casa limpia contratan una empleada en vez de buscar una esposa. Me encanta que así sea.
Pero lo mejor de esto es que - de a poquito - las relaciones de pareja se acercan cada vez más a lo ideal. Esto es, son cada vez más 'parejas' y no tan desiguales como antaño.
Si seguimos en este tren de evolución, quizás los maridos nos duren toda la vida porque lo queremos así y no por comodidad o costumbre.
Quizás ya no encontremos mujeres frustradas y enojadas, hombres emocionalmente anulados por miedo a ser tildados de "afeminados" e incapaces de despegar el trasero de la silla ni hijos cuya meta sea "No tener una pareja como la de mis viejos".
Se siente en el aire que estamos demoliendo los viejos estereotipos. Es una época especial en la que el feminismo y el machismo están perdiendo sentido al tiempo que el respeto inter-género gana terreno a pasos agigantados.
Creo que esta revolución hace renacer las ganas de casarse porque ya no será necesario anular a la "mujer" para que viva la "madre / esposa" ni destruir al "hombre" para que nazca el "padre / esposo". Ambos pueden coexistir. Es el fin de la 'esquizofrenia marital'. Voto por las esposas que no se dejan atar a la Eskabe y por los esposos que se hacen amigos del Lavaurora.
Aplaudo de pie a los que se enamoran de las cualidades del ser humano que tienen al lado, en lugar de hacerlo de las habilidades culinarias o laborales.
Y aviso a los despistados que el amor de los postmodernos es cosa seria. Mucho más seria que el supuesto amor que descansa en que el otro cumple bien el rol que le corresponde. Por eso, no hay que permitir que los de la "Generación Clásica" lo subestimen... ellos también tienen trapitos sucios que secar al sol. Sin embargo, tampoco debemos permitirnos creer que somos hombres y mujeres superadísimos, que no necesitamos pareja ni siquiera para tener sexo o un hijo, porque eso sería lo mismo que decir que 25 centímetros de goma, una mano o una probeta son capaces de poporcionarnos la misma satisfacción que un abrazo perdido en la madrugada.
Afortunadamente, no son ni remotamente similares, así que estamos obligados a conservar la esperanza de que en algún momento, cada mujer de esta generación cruzará en su camino al hombre que la complementa y viceversa. Y entonces, podremos comernos un asado todos juntos y reirnos de las épocas en que lavar la ropa era patrimonio exclusivo de las damas y mantener el hogar era obligación de los caballeros.
Eso sí, muchachos, les tocará a ustedes lavar los platos, porque nosotras habremos hecho el asado!

Cumbres borrascosas ( * )

{ lunes, 19 de septiembre de 2005 }
Me fui lejos. Me olvidé de que existías y encontré un hombre mucho mejor que vos. Fue un sueño hecho realidad... sus ojos color turquesa, el mar, su sonrisa perfecta, la lluvia torrencial, el amanecer rojo furioso, su dulzura, mis manos en su pelo y un perfume que no era el tuyo en mi piel.
Pero el sueño terminó, él se fue y yo volví a casa. No se lo dije a nadie, pero me había llevado tu foto conmigo. Ni un solo día la miré mientras estuve lejos.
Cuando abrí el bolso, la encontré reclamando. Me dolió tanto tu sonrisa!!! Pero no cejé en mi intento por ignorarte. Seguí colgada del sueño con frenetismo, estudié, visité amigos, escuché música a un volumen intolerable y sonreí hasta que me dolió la mandíbula. Casi casi te entierro en el pasado... hasta que vi tu mensaje en el celular. Esta vez, me llevó como dos días hacer una estupidez... la hice igual, pero por lo menos me aguanté dos días.
Ayer te llamé y tu voz me despertó de golpe del dulcísimo sueño de haberte olvidado, de estar con otro, de no quererte.
Creo que hasta me sentí culpable por haberla pasado tan bien cuando te escuché mal (Qué retardadas somos las mujeres, por Dios!!!)
Y vuelta a extrañarte, otra vez ese dolor adormecido a morderme con furia. Estoy - una vez más - con el corazón en la mano.
Pero esta vez, me cansé de reprocharme cosas y de echarte culpas.Ya estoy cansada de no tenerte cerca. Me enoja andar por la vida con un dolor perenne a cuestas, el corazón atontado y las lágrimas al aire.
No quiero seguir mintiéndote "por las dudas", no quiero más disfraces ni caretas. No me interesa si no encuentro las palabras que dejen intacto mi orgullo, si te cagás de risa o si decidís no escucharme.
Parecemos dos idiotas, yo intentando que lo que me pasa no se filtre y vos recitándome "Y si amanece por fin". Parece que es la única forma de comunicarnos que tenemos. Yo te digo en abstracto lo que debería decirte con nombre y apellido. Vos me tirás indirectas porque sabés que yo las cazo al vuelo. Yo me hago la que no sé de qué me hablás. Vos me decís que no importa para no ponerte en evidencia.
Te extraño y se me nota. Extraño que te enojes, que me contestes con bronca, que quieras herirme cuando te hiero.
Y vos extrañás que te malcríe, que te cuide, que te haga enojar y que entienda todo sin que me digas nada. Se te nota.
Cada cosa parecida a un elogio que sale de tu boca, termina sonando a insulto de tantas aclaraciones que le metés. No vaya ser cosa que yo me agrande!
Cada elogio que quiere salir de mi boca es reemplazado por un palazo donde más te duele. No vaya ser cosa que te la creas!
Ponéle el nombre que quieras. Si querés decir que es calentura, comodidad, simpleza, facilidad, soledad, tentación... decilo.Vos y yo sabemos lo fácil que es estar juntos. Lo natural de nuestros encuentros y la razón de nuestros desencuentros. La belleza de nuestros movimientos, coordinados y complementarios. Hacemos una buena pareja, aunque quizás no muy linda... nadie entiende por qué extraña razón sigo volviendo a vos - en verdad, nunca me fui - si sos mediocre, tirando a malo, como pareja. Sos egoísta, hablás en una media lengua que a veces me parece que sólo yo entiendo, tenés un orgullo insufrible, sos inseguro, poco demostrativo y ególatra.
Si es verdad que los opuestos se atraen, vos deberías estar a millones de kilómetros de mí, porque somos iguales. Y sin embargo... Nos da un insano placer hacernos enojar mutuamente. Nuestros egos gozan hasta el paroxismo cuando tenemos la posibilidad de decir o hacer algo que haga mella en el orgullo del otro. Pero sabemos que la herida es superficial, que no provocamos verdadero dolor... y esa es la manera que tenemos de querernos. Es como decir "Conozco tu secreto". Es como cuando nos mordemos con fuerza, sabiendo que el placer más intenso nos viene del dolor. Hay quien nos pensará enfermos... si vieran cómo te quedás dormido en mi abrazo, entenderían que no somos tan distintos de los demás.
Está bueno eso de destruir mitos a fuerza de burlas. Yo me burlo de tu supuesta "superación" y vos de la mía. No compro lo que vendés, no comprás lo que vendo. No importa cuántas mentiras intercambiemos, porque nacimos con la capacidad de saber la verdad que se esconde en ellas. Naciste para entenderme, para saber lo que me pasa y lo que quiero antes que yo. Nací para estar con vos, soy tus cinco minutos de paz cotidiana, la seguridad que te hace tanta falta, la que te complace sin que te des cuenta, la que no necesita tolerar tus enojos porque los disfruta, el equilibrio sutil que no sabés cómo alcanzar.
Dejá que te quiera a mi modo. Dejame ser tu ángel cuando estamos solos y tu peor enemiga ante los ojos de la gente. Dejá que sea yo la que te pega, porque nunca voy a lastimarte en serio. Prometo dejar que me reprendas y hacer de cuenta que me aflijo. No voy a confrontarte con tu dulzura, ni voy a decirle a nadie que te gusta que te abrace fuerte cuando estás triste. Nadie se va a enterar de que a veces te sentís solo y mucho menos de que tenés miedo. Quiero ayudarte a sostener tu personaje ante el mundo, que todos crean que sos lo que decís ser. Aunque después - cuando estemos solos - me muestres que sos simplemente humano.

( * )"Cumbres borrascosas", la novela más exitosa de Charlotte Brönté, narra la historia de Heathcliff y Catalina (Creo que es "Katherine" para las traducciones más exactas). Probablemente diste muchísimo de ser una fuente de suspiros, ya que los amantes se odian al punto de echarse maldiciones y propinarse serias golpizas. No obstante, es - a mi modesto entender - la historia de amor más increíble de todos los tiempos. El dolor que embarga a los protagonistas tiene una magnitud difícil de dimensionar, pero que está descripta con una intensidad asombrosa en el libro.
Resumidamente, y sin develar nada que arruine la lectura para quienes aún no la hayan llevado a cabo, los protagonistas se aman con locura desde la más tierna infancia, pero anteponen sus orgullos a sus sentimientos, lo que los lleva a odiarse y humillarse mutuamente hasta el fin de sus días. ¿Quieren saber si terminan juntos? Léan la novela!!
Por lo pronto, me limito a dejarlos con una cita del libro, que es mi favorita: "No puedo vivir sin mi vida, no puedo vivir sin mi alma"

Nada deja de doler

{ lunes, 15 de agosto de 2005 }
Es tan asquerosamente temprano!! Llevo el espíritu pegado a un cuerpo que se queja por los churros que comí en la puerta de "El Bosque", el tequila que tomé adentro y lo mucho que dormí al volver.
Después de una cena sanísima y unos cuantos cigarrillos, ya no me siento tan atontada. Algo parecido a la lucidez parece asomar en mi cerebro. Supongo que no todo está perdido.
La estrofa de un poema de Rubén Darío (*) que recordé hoy y varias cosas que escuché en conversaciones propias y ajenas me dejaron en compañía de algo que tiene aspiraciones de idea. Digamos que es una suerte de hipótesis, que podría formularse así: "Nada deja de doler".
Personalmente, no creo demasiado en el perdón perfecto. No logro imaginarme que exista en la especie humana algún ejemplar que perdone y subsecuentemente deje de pensar en la afrenta. Todos podemos perdonar de corazón y hacer uso del famoso "Aquí no ha pasado nada", pero en un momento u otro tenemos presente la falta que necesitó ese perdón. No hay que confundir esto con el rencor, que es una cosa muy distinta y que consiste en condicionar todos nuestros actos al recuerdo de lo que pasó e incluso - en algunos casos - intentando alcanzar revancha. Perdonamos, sí... pero no conseguimos evitar que se nos filtre de cuando en cuando en la memoria esa vocecita que nos refresca: "Te rompió la cocinita de Barbie que le prestaste hace 10 años, acordate!"
En otro orden de ideas, pero analógicamente, creo que lo que nos lastimó alguna vez, nunca deja de doler. Probablemente nadie andará por la vida llorando porque el noviecito que tuvo en tercer grado se cambió de colegio en cuarto, es un suceso demasiado antiguo como para generarnos algo más que la sensación de que estamos más viejos de lo que creemos.
No obstante, en algún momento de nuestras vidas nos hizo sufrir y es precisamente ese sufrimiento y la elaboración del duelo lo que nos llevó a superar el abandono perpetrado por nuestro enamorado de la infancia. Ahora bien, cada dolor nos redefine. Una persona no vuelve a ser la misma después de un desaire y tampoco será en un futuro de la misma forma que hubiera sido si no la hubieran lastimado.
Si ese padecer tiene el poder de transmutar nuestra personalidad, entonces no es cierto que lo superamos. Lo que en realidad sucede es que crecemos alrededor de él, lo absorbemos.Incorporamos cada dolor a nuestro fuero interno. Una vez ingresado, procuramos moldearlo para que encaje en nuestra vida... y en el proceso de moldeado, profundizamos el análisis hasta entenderlo e incluso justificarlo. Entonces, suponemos que ya no sufriremos más por eso, que es tiempo de dolores nuevos.
¿Deja de doler que tu primer novio te haya metido los cuernos, que algún familiar haya fallecido, que te dejen plantada en el altar, que te hayas enamorado de quien no te quiso, que tu amiga no te haya visitado cuando estabas enferma, que tu cuñada le prohíba a tu sobrino ir a verte o que te divorciaras del hombre con el que te casaste para toda la vida?
Yo creo que no. Y en realidad no importa si nos enteramos de que los cuernos fueron porque otra se le tiró encima, si nos consolamos con la idea de que ese familiar ya no sufre más, si el novio se tuvo que ir a encargarse de la madre a Beirut, si sabías cómo eran las cosas desde un principio, si no se enteró de lo que te pasaba, si no lo dejó venir porque no había hecho los deberes o si era obvio que no podían seguir casados. Duele lo mismo. Es irrelevante la causa... "el alma tiene razones que la razón no comprende".
Es cierto que después de un tiempo dejamos de entregarnos al llanto y ya no pensamos todo el tiempo en lo que pasó. Volvemos a sonreir plenamente, disfrutamos de los recuerdos con ternura, nos enamoramos, somos felices... la vida continúa como si nada hubiera pasado. Pero también es cierto que cuando nos encontramos ante algún disparador que nos remite al momento crítico, experimentamos un deja vù y hacemos una mueca de dolor para nuestros adentros. Probablemente nadie sabrá que eso tiene para nosotros una connotación que anula su real significado. Jamás confesaremos al padre de nuestros hijos que no nos gusta que nos diga "gorda" porque así nos llamaba - aunque hayan pasado 20 años - ese hombre que nos cambió la vida y que, a pesar de que no pudo ser, nunca dejamos de amar. No volveremos a ese bar donde nos citaron con la pauta: "tenemos que hablar". Nos desviaremos unas cuadras para no pasar por la clínica donde vimos por última vez a un ser querido. Juntaremos coraje para no reaccionar mal cuando pasen por la radio esa canción que nos une a una sola persona en todo el Universo y que nos transporta a un momento muy preciso en el tiempo y el espacio. Regalaremos el libro que tiene subrayado cierto pasaje particular y no compraremos otro ejemplar nunca.Hay mil cosas que podemos intentar para minimizar los riesgos. Trataremos de no tener demasiados deja vù. Pero en un rinconcito perdido de nuestro espíritu, estaremos siempre llorando por lo que fue y ya nunca será. Ahí, sonará de fondo la canción que no queremos escuchar, mientras la voz que no queremos recordar repite las frases que nos hicieron felices, pero cuyo recuerdo nos hiere irremediablemente. Es nuestro destino padecer. Nos lastiman el pasado imperfecto, el presente inasible y el futuro incierto, pero el dolor es parte de la vida. Podemos renegar de él, hacernos los superados o caernos a pedazos si se nos rompe una uña. Cada cual lo sobrelleva de la manera que puede, no de la que quiere. Lo importante es, a mi entender, asumir que nadie está exento del cachetazo y saber aprovechar los escombros de cada pared que rompemos con la cabeza para construir un espíritu sólido en el que podamos refugiarnos y sanar. Las heridas dejan cicatrices que están ahí para demostrarnos que pudimos, que no nos dejamos caer. Quizás no volvamos a ser los mismos, pero tenemos la oportunidad de ser y - si somos inteligentes y lo aprovechamos - de ser mejores que antes.

(*) "Dichoso el árbol que es apenas sensitivo
y la roca muerta, porque esa ya no siente,
pues no hay pena más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente"
Rubén Darío

¿Qué es el amor?

{ jueves, 11 de agosto de 2005 }
La pregunta es tan vieja como el mundo. Las respuestas esbozadas, infinitas.
Plumas ilustres intentaron - alcanzando un éxito relativo - desentrañar el misterio.

"... Y era el Amor, como una roja llama...
- Nerviosa mano en la vibrante cuerda
ponía un largo suspirar de oro,
que se trocaba en surtidor de estrellas -."

Antonio Machado - "Cante Hondo"


"Amor se llama el juego
en el que un par de ciegos
juegan a hacerse daño"

Joaquín Sabina - "Amor se llama el juego"


"Porque el amor, mientras la vida nos acosa,
es simplemente una ola alta sobre las olas (...)"

Pablo Neruda - "Soneto XC"

Pero - reitero - el éxito de las respuestas ilustres es relativo. Estaremos de acuerdo en que el amor, después de un tiempo razonable de relación, poco tiene del "surtidor de estrellas" de Machado. Todo cambia cuando una se deja ver con una bombacha que tiene el elástico
vencido o cuando contempla los agujeros en el calzoncillo de su Romeo.
Aunque a veces es conmovedor escuchar al objeto de nuestro afecto recitándonos a Neruda o entonando (bueno, a veces desafinando, pero pone voluntad el pobre!) alguna melodía sabinera, considero que las definiciones artísticas del término podrán ser muy bellas, pero no tienen nada de esclarecedoras.

Por descarte, entonces, sabremos que:

El amor no es necesariamente sinónimo de belleza, en el sentido absoluto del término. La imagen de Evaristo agachado debajo del calefón todo transpirado, puteando con una llave francesa en la mano y con la raya del traste asomando por la cintura del pantalón no es
precisamente un cuadro de Botticelli, no? Sin embargo, que arregle el calefón con sus propias e inútiles manos es un acto de amor.

El amor no implica alcanzar el Nirvana. No es un estadio de entera paz y armonía. Si lo fuera, en vez de decirle: -"Salí, infeliz, que llamo al gasista!!" al pobre Evaristo, le diríamos: -"Gracias, amor mío, por desafiar tus limitaciones e intentar solucionar mis problemas. No, no importa que me volaras la cocina! Nuestro amor no se compra con los mil pesos que vamos a gastar en reconstruirla"

El amor no borra los defectos del otro, no nos enceguece. Todos sabemos que Evaristo es un inútil que no puede ni cambiar una lamparita sin dejar a oscuras toda la provincia de Buenos Aires. Pero lo toleramos, lo dejamos que haga porque así es feliz. Luego, lo insultamos hasta que una horda enfurecida de vecinos nos toque el timbre y salimos a inventar excusas para que no lo linchen. Eso es amor.

El amor no soluciona los problemas. La cocina no se va a reconstruir gracias a la magia oculta de Cupido. Pero elegir juntos los azulejos nuevos, despotricar contra el albañil al unísono y comer polenta del mismo plato durante un mes para poder pagar el arreglo, hace todo más llevadero.

El amor no sana las heridas. Amar a Evaristo no nos cura las quemaduras de tercer grado que nos provocó la explosión del calefón. Tendremos que ponernos Pancután y Pervinox todos los días, lo amemos o no. Pero cuando sanen, miraremos las cicatrices y evocaremos con ternura la cara de él cuando nos subían a la ambulancia de los bomberos. Esa expresión - mezcla de pánico, culpa y angustia - será inolvidable.

El amor no nos hace olvidar las afrentas pasadas. Por mucho que lo amemos, procuraremos recordarle con frecuencia que voló la casa y que casi nos pasa a mejor vida con su ineptitud. Especialmente si se rompe algo o si lo sorprendemos sosteniendo una herramienta.

El amor no es sinónimo de sexo. Ya que Evaristo no volverá a tocarnos un pelo hasta que no demuestre auténtica contrición por lo sucedido y desista de intentar reducir los gastos prescindiendo de personal de mantenimiento especializado. Salvo, por supuesto, que no podamos aguantarnos más las ganas, en cuyo caso, será por esa vez y nada más. Entendiste Eva, no??

El amor no es más fuerte. Al menos no en comparación con el portazo que pegó Evaristo, mientras gritaba: "Hace un año de lo del calefón!!! Me tenés harto, desquiciada! Me voy a lo de mi mamá!!!". Tampoco es más fuerte que la angustia que nos embarga ante la sola idea de perder para siempre a nuestro Evaristuchis.

El amor no conoce de orgullos o dignidades vanas. Por eso sólo soportamos la ausencia de Evaristo por dos días, antes de salir corriendo a la casa de nuestros suegros vistiendo solamente un impermeable en el frío de Agosto. Por eso ni siquiera nos ponemos coloradas cuando nos abrimos el impermeable al mismo tiempo que se abre la puerta, para descubrir que atendió el padre.

El amor no es racional. El padre de Evaristo lo sabe, por eso le grita desde la puerta: "Che, Evaristoooo!! Es para vos, la loca de tu mujer!", sin detenerse a mirarnos dos veces y con cara de resignación / asco.

El amor no es perfecto. Porque si lo fuera, no se explicaría por qué nos pone tan contentas que Evaristo haya vuelto a casa, ya que deja los calzoncillos sucios sobre la cama, no baja la tabla del baño, se está quedando pelado, eructa y libera flatulencias en nuestra presencia, se come las eses cuando habla, nos patea mientras duerme, se pasa los domingos viendo fútbol, nos lleva de vacaciones a Mar Chiquita, entra en coma inmediatamente "después de" y acaba de prender fuego el microondas nuevo, porque se olvidó un destornillador que usó para poner el estante que lo sostiene adentro del aparato y no tuvo mejor idea que apretar Comienzo..."Para ver si funcionaba, Estelita"

Este amor sí es una roja llama... la que sale del microondas.
Este amor es el juego en el que, cegadas por el humo del incendio, jugamos a hacerle daño a Evaristo, revoleando el atizador de la parrilla.
Este amor es una ola alta, una ola de agua de la canilla con la que el muy retrasado pretende apagar un incendio de origen eléctrico.
Este amor... es el de verdad. Y que nos lo discutan Machado, Sabina y Neruda después de sobrevivir un mes de convivencia con Evaristo!!

Llamado a la solidaridad masculina

{ viernes, 5 de agosto de 2005 }
Esto sí que no lo entiendo!!! Ninguna experiencia, anécdota de amigos y/o artículo de la Cosmo me preparó para una cosa así.
A manera de intruducción, la onda es esta: "X" conoce a "Y". Empiezan a salir. Intiman. "X" confiesa estar enamorado de la mejor amiga. "Y'' desaparece del cuadro. "X" inicia noviazgo con la amiga. "Y" llora, despotrica, se atiborra de galletitas Manón y se asfixia con Marlboro. Pero sobrevive. Y lo supera.
Ahora, entremos en la dimensión desconocida: "X" contacta a "Y" y le cuenta - como si se tratara de una confidencia hecha al taxista - que su ex-amiga-actual-novia no lo "contenta" adecuadamente... me explico, verdad? Y sin acusar recibo de lo desubicado del comentario, agrega con total desparpajo que extraña a "Y" desmesuradamente y le propone un "encuentro casual" para exorcizar los demonios que lo poseen.
"Y" parpadea... incrédula. Empieza pensar que quizás algún insensible hacker se apoderó de la cuenta de "X" con el objeto de jugarle una broma macabra... especula sobre intromisiones del FBI y alienígenas que se infiltran en la sociedad ingresando en cuerpos ajenos. Se pregunta si no estará ante un paciente psiquiátrico fugado.
Imposibilitada de llegar a una conclusión lógica, reflexiona: ¡¿Qué carajo le pasa a éste?!
Hay en la viña del Señor centenares de especímenes extraños, pero éste se lleva todos los laureles. En cabeza de quién cabe algo así?. Invito a los lectores de ambos sexos a hacer la prueba... entablen relación con alguien, luego abandonen al sujeto del experimento con la justificación de que han encontrado al amor de su vida (pueden sustituir esta frase con la expresión "Encontré a uno/a mejor que vos, mucho mejor!").
A continuación esperen un tiempo prudencial y díganle algo así como "Con el amor de mi vida, todo bien pero... no da para un coge?". Cuál es la reacción de los sujetos del experimento?
Pues no sé ellos, pero yo estoy entre desorientada, asombrada, indignada y... por sobre todas las cosas... cagada de risa.
No puedo creer que exista en el mundo un tipo tan infeliz. Invita a la patada, a ser vitupendiado hasta el cansancio.
Las únicas cosas que pude sacar en limpio son las siguientes:
1. Qué feo que tu novio le cuente a su ex que no le movés un pelo, flaca! Vas a necesitar mucha terapia en un futuro.
2. Debo tener mucha cara de tarada.
3. Cuando las situaciones son demasiado bizarras para ser ciertas, me da por tomármelas con un humor a prueba de balas.
4. Los hombres de hoy no saben hacer un verso decente. No me extraña que anden todos como alambre de escoba... alrededor de las mil pajas.
5. A veces es una obligación acatar el mandato expreso del género y - consecuentemente - actuar como unas verdaderas yeguas (incentivar, alentar, convencer... y dejar pagando al retardado imbécil, para que aprenda)
Pero más allá de éstas incoherentes deducciones, permanece en mí una duda de proporciones colosales.
Una dama que aprecio enormemente - y que es por cierto muy sabia - me dijo hace poco que si una mujer tiene la capacidad de darle algo que ninguna otra puede a su compañero de colchón, éste será suyo para toda la vida.
En su momento, consideré que el comentario era parcialmente acertado, pero mentalmente agregué que ningún hombre cambiaría ese "todo especial" que conforma la mujer amada por una "habilidad particular" en otra mujer cualquiera.
Hoy me lo cuestiono. Por eso hago este llamado a la solidaridad masculina. Ruego a los hombres de mi blog que expongan su parecer. ¿Con qué se quedan: la mujer que aman de corazón, aunque no sea lo más parecido a una porno star consagrada o con la que más se acerque a Jenna Jameson, aunque su cerebro esté hecho de corcho y la quieran menos que a sus botines Nike?
Advierto que Ger, Surfer, Emmanuel y los demás habitués masculinos del blog están totalmente obligados a opinar. Chicos, no me pueden dejar sola en esta!!!!! Obvio que las opiniones de las chicas son bienvenidas y esperadas también. Pero ellas entenderán que ésto es cosa de hombres... nos llegó el momento de escucharlos y tratar de entender.
Es mi esperanza que reivindiquen el viejo mito que los describe desamorados, engañosos y sexópatas. Y si no lo hacen, que al menos alguno me reconozca que está orgulloso de ser más pirata que Morgan o que cambiaría gustosamente cada día de noviazgo / matrimonio por una mujer que pudiera rascarles la espalda mientras les muerde la rodilla y silba a la vez la cortina de Fútbol de Primera.

Hagan sus apuestas, señores! Todo por amor o "Toda, por favor!"?

Homenaje triste

{ lunes, 1 de agosto de 2005 }
Siempre tuve la frente muy alta, la lengua muy larga y la falda muy corta, pero quise quererme enamorar como una rubia del montón y que él me sacara de la calle de los besos sin amor.
Lo nuestro duró, lo que duran dos peces de hielo en un whisky 'on the rocks' .
- "De sobra sabes que eres la primera, que no miento si juro que daría por ti la vida entera. Y sin embargo, un rato cada día, quizás, te engañaría con cualquiera, te cambiaría por cualquiera" - dijo una noche. Quizás no lo dijo exactamente, pero lo hizo... que es aún peor.
No seas absurdo, pensé, esa explicación nadie te la pidió así que guardátela, me pone enferma tanta "sinceridad". Yo no quiero saber por qué lo hiciste, yo no quiero contigo ni sin ti.
Yo quiero que las verdades no tengan complejos, que las mentiras parezcan mentiras, que ser valiente no salga tan caro, que ser cobarde no valga la pena... y por sobre todo, que entiendas que tu duda es mi certeza.
Pero, evidentemente, hay caprichos de amor que una dama no debe tener.
Y aquí me encuentro, confirmando que hasta los huesos solo calan los besos que no he dado. Deseando que si amanece por fin y el sol incendia el capó de los coches, bajes las persianas, porque de ti depende y de mí que entre los dos siga siendo ayer noche,
hoy por la mañana. Acostumbrándome a la idea de que tal vez no tengamos más noches, y tal vez no seas tú el hombre de mi vida.
Abrazando el hueco de tu ausencia en mi colchón y esperando que el día que vuelvas a pedirme perdón pueda dártelo, porque ya no me importe... mientras trato de entender cómo es posible que en mitad de un "te quiero" me hayas olvidado.
Quisiera que sepas - tú, que te habías colado en el coto privado de mi vida y que me dejaste el corazón en los huesos - que las banderas de la patria de la primavera a decirme que existe el olvido esta noche han venido, y yo las escuché con atención, sabiendo que me llevará mucho menos que 19 días y 500 noches alcanzarlo.
Aunque eso engrose mi colección de amores desgraciados y aunque deba volver a ignorar para qué sirve un corazón en el proceso.



Los conocedores habrán identificado ya los retazos de la obra de Sabina en el esqueleto de la historia. Es impresionante cómo puedo identificarme con las letras. Pude contar casi con precisión lo que me pasó en estos últimos días, valiéndome sólo de fragmentos de sus canciones y de algunos agregados, aunque éstos fueron en su mayoría para dar cohesión al texto. Sabina le canta a los amores de una noche, a los que se fueron, a los eternos, a los que dejó, a los que volvieron y a los que nunca existieron. Tiene la asombrosa facultad de deprimirme en mis mejores momentos y alegrarme en los más tristes, pero lo que más me apasiona de su música es que me hace sentir que no estoy sola en mis aventuras y desventuras. Si a mí - que no soy más que un alma perdida en el cyberespacio - me pasan cosas parecidas a las que le pasaron a él, supongo entonces que las personas de este mundo no estamos tan alejadas, que no somos tan distintas.... y eso me da algo de esperanza.
Les acompaño la lista de temas que usé para este post. Ojalá que algún curioso desprevenido descubra detrás de ellas la "banda sonora de su vida".

Joaquín Sabina
19 días y 500 noches
Más guapa que cualquiera
Y sin embargo
Mentiras piadosas
Contigo
Noches de boda
Peor para el sol
Y si amanece por fin
Medias negras
A ti que te lo haces
Con la frente marchita

Niños, errores y vacaciones invernales

{ domingo, 24 de julio de 2005 }
A diferencia de muchas mujeres de mi edad, la maternidad no es un proyecto que encaje del todo en mi futuro.
Mejor dicho, no sé muy bien cómo amalgamar la concepción y crianza de un hijo con los demás proyectos de vida que tengo, como por ejemplo ejercer mi profesión, viajar, ir al teatro o al cine, escaparme a la costa un jueves, tener un departamento que se preste a cenas con amigos, festejos desenfrenados y noches en compañía.
Sin embargo, estimo que en algún momento habré de casarme... y eventualmente supongo que daré a luz algún retoño.
Es por eso que a veces me pregunto cómo es posible que los padres de algunos niños sean tan imbéciles.
Criar un hijo para que se torne una persona libre, decidida, segura de si misma, amable, educada, ubicada, pensante, independiente, amigable y - principalmente - de bien, no ha de ser cosa fácil, lo sé. Pero tampoco es necesario ser Einstein para darse cuenta de que algunas cosas son perjudiciales.
Con los niños en edad escolar vacacionando por ahí, es inevitable caminar 2 metros sin encontrarse con alguna escena entre padres y retoños que hacen evidente que ese pequeño pasará una buenas horas recostado en un diván cuando crezca.
Veamos algunos ejemplos:

1. "Para que después no digas que no te llevo a ningún lado"
Ni bien culmina el acto de cierre de la primera mitad del ciclo lectivo - y suponiendo que hayan ido, no? - los padres acorralan al niño y le comunican que ya han obtenido entradas para cuanto espectáculo, película, evento, muestra o presentación que haya en oferta.
Acto seguido, comienza una desenfrenada salidera: el Lunes, Barney en concierto; Martes, Manuelita Kids Rock Festival; Miércoles: 17.645 vueltas en la calesita del barrio; Jueves: recorrida por los shoppings que tienen stands infantiles (Desde el Alto Avellaneda hasta el Paseo de Compras de Villa General Belgrano, inclusive); Viernes: Maratón de todas las películas de Disney en existencia (aunque la den en un ex cine XXX de la calle Lavalle)
Ahora, me pregunto varias cosas: ¿A alguien le interesa preguntarle al nene si quiere pasarse la semana corriendo? ¿Por qué será que los padres SOLO salen con sus hijos en las vacaciones de invierno? ¿No tienen fines de semana durante el año?

2. "Te voy a dar una razón para que llores"
Los niños son inmediatistas, lo quieren todo y lo quieren ya. Esto no es novedad, de hecho... por eso son niños. Si sus padres - y el resto de la sociedad - tienen suerte, a medida que crezcan comprenderán que no pueden tenerlo todo y que hay que esperar para ciertas cosas.
Es, entonces, de esperar que reclamen la adquisición de cuanto objeto vean a la venta. Y que digan cosas como:
- "Mamá, mamá... me comprás esa Caléndula Australiana que vende el señor??"
Ahora bien, ¿qué hacen los padres ante este requerimiento? Irritados ya por una semana de oir cánticos infantiles, niños gritando y señores grandes disfrazados de hongo, dinosaurio, zapato y antena parabólica, hartos de soportar películas musicales y arrepentidísimos de haber concebido, se convierten en una suerte de desgraciados resentidos que, en lugar de decir "No" o explicarle a sus retoños que las caléndulas no son para jugar, adquieren como acto reflejo revolear un certero sopapo ante las expresiones "Me comprás", "Quiero" u "Hola", en forma indistinta.
Cuando el desorientado nene rompe en llanto, amenazan con firmeza "Querés que te de una buena razón para llorar, Robertito?"
Saben cuál es el lado positivo de aplicarle un correctivo al chico sin que éste comprenda su error, sin explicarle absolutamente nada o - aún peor - sin que el propio progenitor entienda exactamente el por qué del soplamocos? Pues, NINGUNO.

3. "Querías venir? Bueno, ahora te embromás!!"
Que el chico tenga edad suficiente como para ir a ciertos espectáculos no implica que DEBAN concurrir a ellos. El simple hecho de que un film esté calificado como ATP, no obliga a llevar al nene de 1 año y medio a verlo, aunque se trate de "Winnie Pooh y el Pequeño Efelante".
Sucede que los chicos tienen - generalmente - varios problemas con los cines y teatros: miedo a la oscuridad y a los sonidos estridentes, incapacidad de prestar atención por un período extenso de tiempo, inoportunas ganas de ir al baño o de comer y problemas para guardar silencio y/o controlar su llanto.
Quien haya estado alguna vez, y aunque mal no sea por 10 minutos, en la misma habitación que un nene chiquito, sabe que lo que digo es cierto. Los chicos son chicos y no tienen por qué aguantarse las ganas de hacer pis hasta que termine la película.
El problema son los padres, que los llevan al cine y cuando el retoño se aburre, incomoda, tiene sueño o ganas de ir al baño, empiezan a silenciarlos (a veces para no perderse ellos la película!!) e ignoran sus reclamos. Al principio, lo hacen con sutileza... y luego a los gritos.
El resultado? El nene llora hasta ponerse morado, el padre se pelea con los demás espectadores, mientras la madre le dice al niño: "Querías venir? Ahora nos quedamos hasta que termine!!!! ", lo que provoca un "Nooooo!!" multitudinario proferido por los demás concurrentes. Una salida de porquería para todos.
Moraleja: niños pequeños + cine = catástrofe, así que mejor alquilen algo en casa!!!!!!

Hay millones de maneras de arruinar la infancia de un niño - con las consecuentes secuelas que eso dejará en su persona cuando crezca -, sin que para ello sea necesario maltratarlo, matarlo de hambre o enviarlo a trabajar a una fábrica de agroquímicos a los 10 años y las mismas personas que se horrorizan ante titulares como "Un niño de 6 años atado por su madre a un árbol al irse a trabajar" son las que hacen sufrir a sus hijos cuando los ignoran, les faltan el respeto y no se preocupan por conocerlos y acompañarlos.
Obviamente, no es fácil criar un hijo... pero muchos caen en el "facilismo" que implica dejarlos ver cualquier cosa en la televisión antes que sentarse un rato a jugar con ellos, reprenderlos antes que entenderlos o saturarlos de actividades para "sacárselos de encima".
Cuando yo era chiquita, mi papá trabajaba e iba a la facultad. Cuando llegaba finalmente a casa, a las 11 o 12 de la noche, exhausto y famélico, se sentaba en el suelo. Mientras mi mamá le calentaba la comida, dejaba de lado su día, su cansancio y su hambre para jugar conmigo. Hoy, casi 20 años después, todavía recuerdo la sartén de plástico naranja con la que le pegaba en la cabeza mientras me hacía cosquillas.
Mis padres nunca me llevaron a ningún lado en vacaciones de invierno, porque preferían evitar las multitudes y aglomeraciones. No por su comodidad, sino por mi seguridad y la de mis hermanos. Sin embargo, en época de clases, nos llevaban a cines, teatros, calesitas y plazas. Nos dejaban elegir y compartían cada momento con nosotros. Nunca nos retaron sin antes explicarnos con claridad la naturaleza de la falta cometida, jamás nos permitieron molestar a terceros o comportarnos como indios. Aprendimos a respetar y obedecer, pero también a defendernos y a hacernos respetar.
Desde muy chica, cuando me alejaba mucho del "ojo que todo lo ve" de mi mamá, mi papá me silbaba a manera de advertencia. Lo mismo hacía con mis hermanos. Cuando voy por la calle y escucho un silbido similar al de mi viejo, no puedo evitar pararme en seco y mirar alrededor. Me pasó en la facultad, yendo a trabajar y mil veces por la calle. Y cuando me doy cuenta de que ya tengo 22 años y de que hace ya mucho que mi viejo no me silba para que no me aleje demasiado, reemprendo la caminata con una sonrisa de oreja a oreja.
Yo sospecho que entre las corridas a la pileta a las 3 de la mañana, los "ataques nocturnos" en que jugábamos a la guerra de almohadas en la cama matrimonial y tirarle cohetes a mi abuela en el patio (pobre... se ha pegado cada susto!! jajaja), algo bien deben haber hecho. Probablemente el secreto no esté en procurar que los chicos desarrollen cuanta actividad "para niños" exista, sino en hacerlos partícipes de las "cosas de grandes", adaptándolas a su edad. Es una tarea difícil, pero a mis padres les funcionó para que sus hijos crecieramos con poco que reprocharles y muchísimo que agradecerles.

Se abre una ventana

{ lunes, 18 de julio de 2005 }
Fue reconfortante encontrarme con brazos nuevos, que esperaban abiertos de par en par mi llegada. Creo que por primera vez valoré de verdad su sonrisa, su calidez y su ternura.
Descubrí esa noche que cuanto más lo conozco, más lo quiero conmigo.
Siempre creí que la atracción es algo que te pega de lleno, como una ola de calor. Pensaba que era imposible anhelar un vínculo con quien no me deslumbraba de entrada.
Debo decir que, al menos con él, me equivoqué groseramente. Todos los días me sorprende con algo nuevo... y para mejor.
En un principio, cometí el error de subestimarlo. En mi experiencia, los hombres que se desviven por una tienden a humillarse cuanto sea necesario en pos de satisfacer nuestros caprichos. Yo estuve tentada de medir el límite. Supongo que fue una prueba para descubrir si me encontraba ante un "felpudo" (perdón por el término, pero no quiero caer en hipocresías... chicas, ustedes me entienden!!), necesitaba saber si era de la especie de los "Sí, querida".
Bueno, digamos que me tuve que bajar del caballo del divismo, porque no le gustó nada. (Afortunadamente!!) Nunca me pusieron los puntos con tanta sutileza!!
Ahora me pregunto qué se hace con un hombre así. ¿Es posible renegar de alguien que nos quiere, nos respeta, nos da los gustos sin perder la dignidad, se interesa por cada cosa que pasa en nuestra vida, no es celoso ni excesivamente posesivo, nos hace reír hasta las lagrimas, nos cuida y nos trata con ternura sin herir nuestra independencia? En rigor, se puede... de lo que no estoy segura es de poder hacerlo sin sentirme la mujer más idiota de este mundo.
Y no, no es Adonis. No es esa clase de hombre que hace inevitable que nos demos vuelta en la calle al verlo pasar. No es ese chico que sonríe y nos mira con sorna en el colectivo, es más de la clase de hombre que nos da tranquilidad que esté esperando en la misma parada que nosotras. Es de esos que - cuando te abrazan - te hacen sentir adentro de un camión blindado.
Sin embargo, cuando lo miro a los ojos siento que Adonis tiene mucho que envidiarle.
Restará, entonces esperar y ver si es éste el hombre que me hará abandonar la soltería y junto con ella mis miedos y fobias... aunque todavía no me atreva del todo a decir "Ojalá que sí".

Cuando se cierra una puerta

{ domingo, 17 de julio de 2005 }
El 22 cruzó el Puente Pueyrredón más o menos a las 7.50. Mientras trataba de disimular la irritación que me producía un cardúmen desenfrenado de niños (ya mencioné que ODIO a los niños de vacaciones, no?), recordé que hacía ya mucho tiempo que no tomaba ese colectivo de noche. Tengo mis razones, no pregunten.
Entonces mi memoria emotiva se disparó, y evoqué la ansiedad que me embargaba esas noches de verano en que, con cara de feliz cumpleaños, tomaba el colectivo para ir al encuentro de cierto señor.
Encontrábame, entonces, viendo sin mirar por la ventanilla, mientras frases, imágenes, sonidos y olores pasaban por mi mente a la velocidad de la luz. De repente tuve frío. Me sacudí involuntariamente y volví a mirar por la ventanilla, para descubrir Plaza Dorrego en un estado lamentable.
Allí donde otrora florecían las mesas en torno a las que montones de personas se congregaban a tomar cerveza en remera y Havaianas, sólo quedaban unas sillas plegadas, mesas mojadas y árboles desnudos. La Plaza parecía muerta a manos del cruel cuchillo del invierno.
Para mi sorpresa, sonreí. La analogía me resultó divertida, pero eficaz. Yo esperaba ver el verano... en mi mente siempre será Febrero en Plaza Dorrego. Y sin embargo la realidad era otra: el invierno la había conquistado.
Los angloparlantes denominan "closure" a la culminación o cierre de un momento crítico, que hace posible superarlo luego, como por ejemplo el fallecimiento de un ser querido o la extinción de un vínculo amoroso. Pues bien, yo tuve una suerte de closure cuando vi la decrepitud de la Plaza.
Pensé en ese momento que ya nunca serían igual mis viajes en el 22. Ya no albergo la esperanza de que el verano sea eterno, ya no vivo aguantando la respiración, anhelando que vuelva un día a decirme que me quiere de vuelta, camisa color ladrillo, jean celeste y Havaianas.
Si está escrito en algún lado que nos volvamos a cruzar, probablemente lleve paraguas y sobretodo. Y quizás yo no tenga tantas ganas de decirle que sí.
En cualquier caso, cuando me bajé del Subte en la estación Palermo, me alegré de que no fuese él quien me esperaba en el andén.

Gataflorisfo agudísimo

{ jueves, 14 de julio de 2005 }
A veces, sólo a veces, siento un odio visceral hacia mí misma. Me odio cuando me gana la histeria, cuando me domina ese miedo irracional (que en serio es casi fóbico) a las relaciones decentes.
Enumeremos los factores que me hacen entrar en crisis:
1. Demostraciones de cariño de una persona del sexo opuesto, cuando son realmente sentidas y desprovistas de toda lascivia.
2. Las expresiones "Te quiero", "Te amo", similares y/o derivadas.
3. Tener la certeza de que alguien necesita de mí, que quiere pasar tiempo conmigo.
4. Que me cuiden, que estén pendientes de mí.
5. Que hagan un esfuerzo (llámese viajar grandes distancias, correr contra el reloj, quedarse sin dormir, etcétera) para verme. Obviamente, cuanto más grande el esfuerzo, mayor el pánico.
Todas esas cosas me generan terror, y el terror hace que emprenda una desesperada e inmediata huida. ("Alguna excusa tenía que haber", no Ger?)
Si ya soy acelerada en condiciones normales de presión y temperatura, imaginen ustedes cómo me pongo cuando me agarra un ataque... verdaderamente insufrible. Generalmente, los síntomas son tan claros como intensos: me falta el aire, me duele el estómago y me pongo archi-híper-recontra-ultra susceptible, todo me irrita y/o angustia.
Entonces, se pone en marcha el escape, que tiene dos formas bien definidas: abandono sin miramientos a mi partenaire o me pongo tan caprichosa, insoportable, voluble y cruel, que prácticamente invito a la patada. Ya me dijeron mis terapeutas (Ger y Jules) que es todo psicológico y que no existen razones anátomo-fisiológicas que causen asfixia cuando alguien me agarra de la mano. Pues yo creo que mienten! (jajaja)
Pero, en fin... acá estoy, paralizada de terror ante un caballero que pretende curarme, a fuerza de llevar a cabo con tesón todo lo que me aterra.
A quién se le ocurre tratar bien a una mujer? Eh? A qué clase de desquiciado le parece normal tratarme como si fuera una Princesa? Estoy casi segura de que eso es un delito en los países desarrollados, pero por supuesto, Argentina siempre está atrasada en materia legislativa!!!!! Dónde están los hombres normales, que no te llaman nunca, que te dejan tirada en cualquier lado a las 4 de la mañana y te llaman un taxi antes de que hayas terminado de vestirte? Dónde quedaron esos machos chapados a la antigua, que preferían recibir una coz de burro en los genitales antes de darte la mano en público?
Hombres eran los de antes!
... y espero que las mujeres como yo también sean las de antes...
Ojalá, muchachas, aprendamos a dejarnos cuidar un poco más. Ojalá borremos definitivamente de nuestras vidas a todos esos tipejos espantosos que nos trataron como si fuéramos muñecas inflables animadas. Tengo la esperanza de que podamos aprender a valorar a esos hombres que nos admiran simplemente por ser mujeres, de que nos dejemos de joder con eso de que "somos total absoluta y completamente independientes y autosuficientes" y empecemos a permitirles que muevan los muebles, carguen las bolsas más pesadas, paguen a veces la cuenta y nos abracen fuerte cuando aparezca Jason en la pantalla... aunque los muebles tengan rueditas, las bolsas no pesen tanto, tengamos plata de sobra y Jason no nos provoque más que risa.

... Alcauciles para el olvido

{ jueves, 7 de julio de 2005 }
Cuando pretendemos olvidar a alguien, tiende a surgir de los lugares más bizarros, cual Jason o Freddie, y sentimos que las garras del recuerdo se extienden hacia nosotros inexorablemente.
No voy a preguntarme por qué... a esta altura, es una pregunta retórica. Pero el silencio no me saca el sabor amargo de la boca.
Hoy revelé las fotos del verano (Ya sé, estamos en Julio... Bueno!!). A medida que las iba mirando, revivía los buenos momentos, las risas. Me encantó ver mi cara... me vi muy linda, se ve que estaba en paz.
Una a una las fui recorriendo con nostalgia y con una sonrisa. Pero los Hados quisieron echar sal en mi herida, y ahí estaba.
Justo cuando había dejado de extrañar, cuando había conseguido sobrevivir sin verlo, sin escucharlo, sin leerlo en el MSN.
Dos días tuve de plenitud. Dos días de carencia de recuerdos, de ausencia de escalofríos, de adormecimiento de emociones, de acostumbramiento al vacío, de inspirar sin sentir angustia. Empezaba a creer que lo tenía superado.
Y tiene el descaro de aparecerse ahí, abrazándome, en una foto que no recordaba. Tiene la desfachatez de estar sonriendo, de verse contento. Todo volvió al principio. Retrocedí mil pasos, montones de horas de meditación y centenares de momentos de autocontrol en los que me impedía marcar todos los números de su teléfono, conectarme a Internet en horarios clave y darle click a "Enviar" al e-mail que guardo en la carpeta "Borradores".
Estoy de nuevo donde empezamos o, mejor dicho, donde terminamos.
Otra vez batallando por no ceder al virulento impulso de discar, de conectar, de recordar, de buscarlo.
Se le atribuye a William Shakespeare la frase "Intentar olvidar a alguien es querer recordarlo por siempre". No podemos hacer las dos cosas? No se puede recordar los hechos y olvidar las emociones?
Quisiera que mi memoria de ésto fuera como una crónica histórica: concisa, detallada, en orden cronológico y totalmente vacía de sentimientos. ¿Qué se puede sacar en limpio de este desorden mental? Pues nada.
Mal hubieramos aprendido Historia si Félix Luna hubiese escrito:
"Bueno, no me acuerdo cuándo, pero viene Rosas - que estaba divino, súper bronceado y marcadísimo porque había retomado el gym - y le dice a Encarnación: 'Mirá, Encarna, todo bien con vos, pero me da como que ya fue. O sea, estuvo re lindo mientras duró, pero no me copa que andes todo el día acomodándote la peineta o contando los alambres del miriñaque y no le des bola a la causa, me entendés?'
Y Encarnación Ezcurra - que se comenta que era re perra y tipo que tenía un carácter de mierda mal - le dijo que se dejara de joder y que no se le hiciera el macho.
Entonces, Rosas se la tuvo que comer, porque la mina no se iba a bancar ni ahí que la boludee... y como él la re quería, se puso las pilas y se arreglaron" (*)
Propongo, entonces, lo siguiente: cuando inventen todas las pavadas que muestra el cine Sci Fi de Hollywood (Ej: Máquina para predecir asesinatos a través de precogs, como en Minority Report), creo que debería dársele prioridad altísima a un "Organizador de Recuerdos" que transforme los confusos recuerdos sentimentaloides que nos quedan atascados en el cerebro en ordenadas crónicas con rigor histórico y carentes de emotividad.
Si alguien de la comunidad científica tiene en desarrollo algo por el estilo, me ofrezco como voluntaria para las pruebas.
Si no lo han tenido en cuenta hasta ahora... tengo la patente en trámite, sépanlo!!!


(*) Nota: No estoy segura de que la mujer de Rosas se llamara Encarnación Ezcurra, pero bueno... ustedes sabrán perdonar

Sometimes, I sit here and wonder why

{ miércoles, 22 de junio de 2005 }
Sometimes, no matter how hard you try, it just doesn't work.
No matter how bad you want it, or how much you think you diserve it, you just don't get it.
And I sit here and wonder... why?
Why shall we love those who don't love us back? What's there to learn?

Sometimes, no matter how loved you feel for those around you, it's just not enough.
And I sit here and wish it was. I wish I could live only on the love that my friends and family give me.
Why can't I depend only on those who are always there for me? Why do I have to need something beyond that?

Sometimes, no matter how much you give, it's not enough to make a person happy.
And I sit here and regret every time I gave myself, every time I wasn't selfish, every moment I spent thinking about others... 'other' actually.
Why should I regret it? Why is it so difficult to find someone to take care of me?

Sometimes, no matter what I do to avoid it, I feel lonesome.
And I sit here and think, maybe, I'll have to get used to it. Perhaps I'll be alone for a really long time.
Why should I get used to it? What's there for me to do in order to revert it?

Sometimes, I just surrender.
And I sit here and cry.
Why does it have to be so hard?

La verdad desnuda, sola y muerta de frío

{ sábado, 4 de junio de 2005 }
Son las 2.30 de la madrugada del 4 de Junio de 2005. Hoy cumplo 22 años y estoy parada sola, muerta de frío, a una hora de mi casa y esperando el colectivo.
En la casa de al lado de la parada hay una fiesta punkie. Me prendo un cigarrillo y cuando aspiro siento un nudo en la garganta. El humo me da asco, y toso.
Miro al cielo, a punto de proferir un alarido del estilo "Qué he hecho yo para merecer esto!!", mientras pienso que si él valiera dos pesos, yo tendría que estar disfrutando mi cumpleaños y no padeciéndolo así.
Hago un repaso mental de todas las veces que alguien me hizo la gamba, de cada vez que me demostraron amor, y me acuerdo... me acuerdo de mi mamá yendo a buscarme al CBC porque me sentía muy mal, de la Chiki y de Gaby yendo a bailar conmigo al fin del mundo para encontrarme con un flaco, de Ger enojándose cuando alguien se porta mal conmigo, de Julia escapándose de las clases para prestarme la oreja, de mis primas cebándome un mate y alcanzandome disimuladamente una Carilina para que me seque las lágrimas, de Seba abrazándome fuerte para hacerme saber que puedo contar con él, de mis hermanos irrumpiendo en mi cama a las 12 para desearme feliz cumple, de mis tíos haciéndome reir hasta las lágrimas, de los abrazos, de los pequeños gestos de amor que acarician el alma, de las palabras de consuelo y de las miradas de comprensión.
Y estoy ahí, parada en el medio de la nada, con un cigarrillo que no quiero fumar en la mano. Sola en medio de un grupo de punks que se agarran a trompadas porque no los dejan entrar a la fiesta. Tengo miedo, pero no de salir lastimada, ni de que me roben, ni de que me agredan, no...tengo miedo de no poder decirle gracias a los que se lo merecen, de haber dejado de estar con los que me quieren, de haber elegido mal.
Estoy aterrada, tengo frío, estoy lejos de casa, la angustia me empieza a ganar y estoy sola. Miro nuevamente al cielo y... empieza a lloviznar. La situación es tan patética que me causa gracia, esbozo una sorisa.... sonrío más... me río. Estoy riéndome como una loca a las 3 de la mañana en una esquina oscura.
El colectivo se acerca y la angustia disminuye un poco. Mientras busco 1.25 para el boleto, hago una analogía en mi cabeza: yo no me merezco alguien que me aleje de los que me quieren y me deje en el medio de la nada, sola. No me merezco alguien que me saque de un ámbito de seguridad y amor por egoísmo, para dejarme desamparada y librada a mi suerte. Gracias a Dios, mis amigos son como el 22, basta con ir a su encuentro para que me saquen del pozo y me lleven a casa. Sin hacer preguntas, sin reproches, sin retos... al menos hasta que pase la angustia.
Me siento en el fondo, cerca de un ex compañero de la escuela, y tomo aire. Me levanta un poco la moral saber que estoy yendo a casa, que ya no estoy varada. E imagino a los chicos llegando a mi casa, abrazándome y deseándome feliz cumple. Imagino sus voces, sus gestos, sus miradas. Nos veo riendo hasta bien entrada la madrugada. La angustia cede... vuelvo a sonreír y pienso: "No importa, mañana vienen los chicos!"
Y es cierto, nada importa. La lluvia, el frío, la angustia, el miedo... todo se desvanece. Sólo queda la esencia, lo verdadero, ese cariño sincero que sólo profesan los que tienen un corazón noble.
Lamentablemente, esa noche me di de cara con una realidad desagradable: descubrí quién no tiene nobleza de espíritu. Sin embargo, la dificultad no radica en comprender eso, sino en actuar en consecuencia, y eso... es otra historia.

Tirón de orejas (para mi costado sensible)

{ domingo, 29 de mayo de 2005 }
Cosas que una no debería hacer cuando está triste:
1. Mirar películas como "El Diario de Bridget Jones" a las 2 de la mañana de un jueves hábil.
2. Contarle tu tristeza a todos tus amigos, pero en una actitud tan sarcástica y sonriente, que a los demás les resulta gracioso y no se dan cuenta de lo dolorida que estás.
3. Barrer bajo la alfombra y pasearse por el mundo exterior con cara de "Soy lo más", para luego meterse en la cama y confirmar que sos lo menos.
4. Comprar dos atados de cigarrillos y fumárselos todos en un día, con la excusa de que "después de las 00 hs. ya es otro día!" (VIL MENTIRA!!! Si no te fuiste a dormir, no es otro día, es el mismo!)
5. Dejar caer un par de lágrimas en lugares concurridos o inadecuados (trabajo, facultad, colectivo, etc.), para ver si desatamos un poco el nudo que llevamos todo el día en la garganta y conseguimos respirar un poco.
6. Mentirnos diciéndo "No sé lo que me pasa", cuando en verdad lo sabemos exactamente, pero lo negamos para no tener que enfrentarlo.
7. Enumerar las cosas que nos gustaría hacer, lograr o tener en nuestras vidas... y descubrir que no tenemos ninguna, o que tardarán años de esfuerzo en llegar.
8. Intentar disimular cansancio, ojeras, mala alimentación y tristeza a fuerza de suplementos vitamínicos, cigarrillos, café y horas de solitario spider.
9. Evitar los abrazos, caricias y demostraciones de cariño de nuestros seres queridos, por miedo a romper en llanto y dejarlos con cara de "Uh!! Te lastimé??!!"
10. Tener crisis de llanto con la misma frecuencia con que nos lavamos los dientes: tres veces por día... y a veces cuatro.
Pues bien, he batido mi propio récord haciéndolas todas en el transurso de una semana. Algunas, más de una vez.
Lo más lamentable es que no tengo un problema grave acuciándome, me las arreglo para cumplir con mis obligaciones más que satisfactoriamente, no estoy sola y no me falta apoyo.
Ni siquiera tengo la decencia de deprimirme como es debido.
Estoy angustiada, entristecida, disconforme, confundida, rebelada, aturdida... porque sé que estoy mutando. Una parte de mí está muriendo lentamente, y su agonía me carcome.
Es ese pequeño rincón que se resiste a cederle espacio a la madurez, ese lugar donde sigo teniendo 15 años y unas ansias de experimentar únicas.
Ahí, donde todo es blanco o negro, donde todo lo ilumina el fuego incandescente de la espontaneidad, donde la pasión es la Reina y la irresponsabilidad, la Primera Princesa. En ese espacio cada vez más chiquito, donde me resistí con éxito a ser diligente, que preservé de los embates del paso del tiempo, donde nunca obré con seriedad y donde nunca hice lo que se supone correcto, sino simplemente lo que me dictaban mis ganas... ahí se extingue lo que quedaba de mi libertad de espíritu.
Habré, entonces, de resignarme a tener un corazón comprometido, que busca ese amor solemne del que están hechas las parejas estables. Ya no podré jugar el juego como lo hiciera otrora, las reglas cambiaron tanto!!
Ya no vale tener 'más-que-amigo-menos-que-novio' de fin de semana, ni hacerme negar por teléfono, ni apagar el celular, ni omitir voluntariamente responder algún e-mail, ni ocupar el tiempo muerto en el boliche jugando "tonsil hockey". Se terminaron los tiempos de la agenda paralela (no porque yo tenga efectivamente una... ni ahí!!) y de los histeriqueos sin fin. Ya no sirve volver a casa sola, a esperar el llamado del día siguiente con cara de Homero Simpson frente a una caja de doughnuts.
Y no vale porque me traicionaste. Estás madurando sin mi permiso y encima tenés el atrevimiento de aguijonearme cuando ignoro tus caprichosos pedidos. Sí, ya sé que no te hace feliz mi conducta de liberada, pero - por si no lo notaste - a mí tampoco me gusta tu actitud de Mujer Para Tí.
Yo no era de esa clase de mujeres, era distinta. Pero ahora querés que deje de lado mi orgullo y lo sea.
¿Sabés qué es lo que más me duele? Que me hayas hecho quererlo sin mi permiso.

Preguntas existenciales

{ sábado, 21 de mayo de 2005 }
Hoy tengo ganas de postear, pero no de reflexionar. No puedo elegir una pregunta y bucear en mi hasta encontrar una línea de razonamiento coherente. Me quedaré, entonces, sólo con las preguntas:

* Por qué ir a la Facultad sin dormir es tan divertido cuando voy desde tu casa, aunque no tenga libros, aunque esté confundidísima, aunque haga mucho frío?
* Por qué las cosas que no me gustan en los demás, en vos me parecen encantadoras?
* Cuántas veces te repetiré que no te quiero, hasta que te des cuenta de que no es tan así?
* Por qué me gusta tanto ayudarte a limpiar, si en mi casa no agarro una franela ni para moverla de lugar?
* Cuándo dejé de ser una nena malcriada y egoísta para convertirme en una jovencita colaboradora y solidaria? Alguna vez fui distinta con vos?
* En qué lugar de mi espíritu está escondido el miedo que antes lo invadía todo? Por qué a veces no logro encontrarlo?
* Por qué duermo mejor y descanso más en tu abrazo?
* Cómo hacés para liberarme de todas mis angustias con nada más que una mirada? Por qué es más efectivo que mis intentos de reflexión?
* Cuántas veces me vas a alejar de vos hasta que te decidas a no dejarme ir nunca más? Alguna vez lo harás?
* Cómo se hace para que las palabras que se amontonan en mi garganta salgan y lleguen a tus oidos? Por qué no tengo el coraje de decirte que te extraño?
* Qué es eso que siento cuando me contás que pensaste en mí? Eso es lo que llaman "amor"? Se puede amar a alguien y no saberlo uno mismo? Es posible enamorarse de verdad tan rápido?
* Hay alguna posibilidad de que vos también te calles lo mismo? Te pasará igual que a mí? Tendrás el mismo miedo al rechazo?
* Por qué me pareció tan tierno lavarme los dientes con el dedo, cuando en otras circunstancias me hubiera parecido espantoso? Por qué cuando se es feliz, todo parece color de rosa y nada nos preocupa?
* Por qué me pediste que fuera? Qué te hizo arrepentirte de lo que me habías dicho apenas una hora antes? Por qué no quisiste que me vaya? Por qué no te importó nada, te olvidaste de tus obligaciones, renegaste de tus responsabilidades y te bajaste del mundo, mientras todo seguía girando? Y, lo más importante...
Tuve yo algo que ver con eso?

Nueces para el amor ...

{ jueves, 19 de mayo de 2005 }
Hay ciertas frases que, en contextos determinados, nos hacen suspirar tiernamente. Sin embargo, removido el contexto, el mismo conjunto de palabras se torna una estupidez tan grande que invita a desterrar el suspiro, en pos de una sonora carcajada.
Expongamos un ejemplo: imaginemos un contexto romántico, al mejor estilo película cursi. Velas, hogar encendido, vino tinto, pétalos de rosa y la voz de Luis Miguel cantando "Te extraño... como los árboles extrañan el otoño..." Suena bien, verdad?
Ahora imaginemos una escena real, de la vida cotidiana: noche a la intemperie, autos, luces de alumbrado público, frío, dos personas enterradas bajo una pila de abrigos, cartoneros, un policía en la esquina y una voz que estúpidamente dice "Te extraño" a un individuo parado a 10 centímetros. (Está bien, ríanse... yo también lo haría si no supiera que esa era MI voz!!)
Escucharme decir esa idiotez en ese contexto es - probablemente - una de las cosas más humillantes que me han sucedido en la vida.
(¿Por qué será que las cosas que suenan tan bien en nuestra cabeza, resultan tan inadecuadas cuando las decimos en voz alta?)
Sin embargo, de nada sirven los arrepentimientos y las explicaciones post-bochorno. Hay que ponerle el pecho a las balas, afrontar las consecuencias de nuestros dichos y hechos con la mayor dignidad posible y seguir. Así entiendo yo el dicho "Nueces para el amor"... hace falta resistencia y dureza para llevarlo adelante.
Afortunadamente, tuve la suerte de que el receptor de mi mensaje era lo suficientemente maduro como para contener la carcajada y actuar con naturalidad, en lugar de entonar a los gritos "I will always love you" (que identificaba a la serie Corky).
Entonces surge en mí un interrogante... Si a pesar de mi falta de lucidez mental en el episodio, todavía le quedan ganas de escuchar lo que tengo para decir y - aún más importante - de no rematar la conversación con un "Por cierto, mañana me mudo a Alaska, así que no me llames más!!"... ¿No es eso amor?
Quiero decir, yo creo que el verdadero sentido del término "Amor", en todas sus formas, implica el respetar las diferencias y querer al otro, no a pesar de sus defectos, sino por ellos. Por ejemplo: si yo no levantara en peso sistemáticamente a todos los que quiero cuando hacen algo que no deberían, no sería yo misma. (Y quienes me conocen, saben que puedo ser insoportable - entre otras cosas - con eso, pero sospecho que si no lo hiciera, me preguntarían si me siento bien).
Debo confesar que la reacción me sorprendió gratamente. Como diría un amigo "Esperaba mucho menos". O, aún mejor expresado... no esperaba nada más que un rechazo rotundo, implacable e irreversible, que me bajara prontamente de la nube y me forzara a regresar a la realidad.
A veces, es bueno no obtener lo que uno espera. Muy bueno.
Y aquí me encuentro... ligera. Liberada de una carga que me agustiaba más allá de lo que podía soportar, sin más especulaciones vanas, sin preguntas hipotéticas que empiezan con "Qué hubiera pasado si..." y con muchas ganas de retomar la conversación pendiente. Dispuesta a correr el riesgo de que nada salga como lo espero, porque la realidad ha demostrado ser mucho más gratificante que mis hipótesis, a pesar de que obedece a un supuesto que nunca contemplé.
Ya ven... es imposible prever con éxito todos los cursos posibles de los acontecimientos. Por eso, es mejor dejarlos ser.
Es mejor esperar que desesperar, ocuparse que preocuparse, hablar que callar y - parafraseando a la gente de Andando Descalzo - resolver que llorar.
Nada me queda por hacer más que dejar que pase el tiempo, dejar que las cosas se den como deban darse y actuar conforme mis deseos y emociones. Supongo que ha de ser más fácil que juntar el coraje para decir mil cosas, porque toda la determinación que pude reunir con enorme esfuerzo de voluntad, solo fue suficiente para decir "Te extraño".

Un cielo de lunas rotas

{ miércoles, 18 de mayo de 2005 }
Cuando una relación de culaquier índole se termina, indefectiblemente deja tras de sí un tendal de promesas rotas. Esas promesas que se hacen bajo la luna llena de una noche de verano, que nacen destinadas a no cumplirse o que -mientras dure la relación - poco importa si nunca se cumplen, porque son un símbolo. Pilares invisibles de un proyecto de dos.
Con el último adiós comienza el duelo. Algunos derramarán ríos de lágrimas en un intento por exorcizar del alma todos esos sentimientos que quedaron sin compartir con el otro. Otros harán una retirada silenciosa, mientras meditan cómo llenar las piezas faltantes del porvenir, que se llevó el ser amado. Unos pocos respirarán aliviados.
Pero todos, a la luz de la soledad y en compañía de la implacable memoria emotiva que tenemos los seres humanos, recordaremos esas promesas ingenuas con un dolor punzante. Evocaremos la voz que, entre penumbras y caricias, nos decía suavemente: "La próxima vez...", "Mañana...", "Algún día..."
Y volveremos a sentir su perfume, sus silencios, su respiración... por un breve instante sentiremos la esperanza de que nada concluyó, de que todo sigue igual.
Pero en algún momento hemos de abrir los ojos, miraremos el vacío y el vacío nos devolverá la mirada. Entonces, y una vez más, sabremos que estamos solos en el mundo.

Este post es para Sebi. Mi amigo, mi consejero, ese que tiene los hombros más anchos del mundo y que me los presta cuando me vengo abajo. Para vos, que me das la cara contra las verdades que no quiero ver, cuando menos ganas tengo de verlas... y que al mismo tiempo me das el abrazo más grande del mundo. Me quedo con tus palabras de esta noche. Y con un deseo para todos los que descubran que "son personitas" :
Ojalá nunca se rompan las lunas de los que se aman, ojalá alguna vez se termine para siempre la condena de los solitarios, ojalá se muera la pena, se seque el llanto de los corazones destrozados y amores nuevos nos regalen la esperanza que nos dejó por los que se fueron sin llevarnos con ellos.
Y a vos, por ahora te digo:
Gracias... buena suerte y hasta luego!!

Un brebaje verde llamado "mate"

{ martes, 10 de mayo de 2005 }

No quiero caer en lugares comunes. No diré "el mate es un ritual", ni diré que su magia reside en compartir. Ya sé que no todos toman mate.

Sin embargo, cuando quiero decirle a Ger - que no toma - que nos juntemos a la tarde, a hablar de todo-eso-que-no-pudimos-hablar, le digo "Nos tomamos unos mates", y él entiende todo. Incluso, y esto sí me parece muy gracioso, él me invita a tomar mate!

En una ronda de mate he escuchado (y efectuado, a mi vez) las revelaciones más increíbles:

"Me parece que me enamoré"

"Estoy embarazada"

"Dejé la Facultad"

"Fulano se peleó con Mengana... después de 6 años!!"

"La extraño"

Y una interminable serie de declaraciones de igual tenor.

La rareza de las conversaciones enmarcadas en yerba está dada principalmente porque la ronda marca el ritmo de la conversación y una oportuna obligación de chupar (EL MATEEE!!) nos ahorra el mal momento de una interjección desubicada. Así, suceden cosas como
ésta:

A: - No sabés lo que me enteré!! Mi prima Rosita está embarazada!! No lo podía creer... ella, siempre tan inocente. Ese tipo es un degenerado.

B: - (Chupa el mate, para no decir: VAAAAAMOSSSS!! Si es más rápida que Di Palma!)

El que ceba dirige la batuta. Un estratégico desvío en la ronda evitará que quien está contando el chimento más jugoso, o revelando su alma a los contertulios/as, calle o interrumpa el soliloquio.

No obstante, los fumadores podemos interferir con la tarea del cebador... hacemos nuestras propias pausas para encender un pucho.

Pensemos en las noticias importantes de nuestras vidas, en las decisiones que hemos tomado en concilio y en los problemas que hemos resuelto - o al menos exorcizado - pava de por medio. O, a la inversa, tratemos de identificar cuáles de éstas cosas pasaron en un contexto que no incluya la mateada. Pocas, no?

Recuerdo ahora dos momentos: uno muy feliz y uno muy triste. Y me hacen pensar que sólo algo tan peculiar como la ingesta de ese "brebaje verde llamado mate" - como le dice mi Mamá - puede actuar como hilo conductor entre ellos (Nadie toma champagne en un velatorio!!! Bah, salvo que el occiso no nos cayera muy bien... pero igual, es falta de respeto!).

El mate acompaña, reconforta, tranquiliza y consuela, no por sí solo, sino porque generalmente lo tomamos con esa gente especial que nos banca en todas. Con amigos, con la familia, con esa persona a la que le hemos echado el ojo, con marid@s/novi@s, cuando tenemos la billetera rebosante y cuando no tenemos ni una moneda de 1 austral, en la playa en verano y al lado de la hornalla encendida en invierno, la noche antes del parcial y a la vuelta del boliche... siempre terminamos sucumbiendo a los encantos de la bombilla destartalada que, juramos, vamos a reemplazar.

No importa - a esta altura del post - qué me impulsó a escribir esto... eso es "harina de otro post". Lo importante es compartir, escuchar, explicar, conversar y a veces (con cuidado de no tirar todo y quemarnos en el proceso!!) abrazar al que lo necesite. Aunque no le toque todavía
el turno, aunque nos haya dado uno frío, aunque nunca en su vida haya puesto la pava.

Todos los caminos me conducen a Roma (Y doy gracias por eso!!)

{ jueves, 7 de abril de 2005 }
Conforme va pasando la vida, atravesamos diversas etapas hasta llegar a la efectiva conformación de nuestra identidad.
En un primer estadio, adoptamos las costumbres de nuestra familia como propias. Así:
* Pasamos Navidad con los abuelos maternos y Año Nuevo con los paternos, creyendo que existe alguna clase de "Ley Universal" que así lo dicta.
* Miramos minuciosamente hacia ambos lados antes de cruzar la calle, al tiempo que recordamos la voz de nuestra madre ordenándonos hacerlo.
* Saludamos con un desganado beso a todas las personas que ocupan una habitación cuando llegamos a ella, bajo expresa amenaza de nuestros padres de "sacudirnos" apropiadamente si nos negamos a besar a la Tía Clelia, que siempre e indefectiblemente nos pellizca los cachetes.
* No llamamos por teléfono después de las 22 hs. (para no molestar, vio?)
* Decimos "Por favor" y "Gracias" a diestra y siniestra.
* Compartimos los juguetes - enfermos de rabia - con los odiosos hijos de los amigos de nuestros padres.

Luego, ya entrados en la adolescencia, empezamos a formar una personalidad más definida y elegimos de motu propio lo que nos gusta y lo que no. Empezamos a cuestionar lo que nuestros padres dicen que está bien, y creamos nuestra propia noción de "Correcto - Incorrecto" y...

* Nos aburrimos soberanamente en las cenas festivas familiares, esperando con ansias que den las 00 para huir raudamente a reunirnos con nuestros amigos.
* Cruzamos la calle por la senda peatonal y con el semáforo en rojo, porque llevamos el discman a todo volumen, mientras pensamos en cualquier cosa, menos en las instrucciones viales de mamá.
* Saludamos a todas las personas que se hallan en una habitación cuando llegamos, aún motivados por el miedo a la "sacudida" de nuestros progenitores, pero esquivamos con disimulo a la Tía Clelia,o - aún peor - la distraemos acercándole un hermanito o un primo.
* Hablamos por teléfono únicamente después de las 22 hs. (Porque antes no hay nadie o nadie tiene novedades que contar)
* Agradecemos diciendo "Gracielita" o "Thank you" y el "Por favor" se torna "Please" o... "Copate y pasame la sal, viejo" (Este último con algo de temor... o me van a decir que nunca les amagaron un sopapo??)
* Soportamos con coraje a algunos amigos de nuestros amigos... para hacerle honor a la amistad.

Cuando empezamos a ponernos viejos - como le sucede a quien les habla - dejamos de tener preferencias para pasar a tener "mañas". Ya no hay quien logre que modifiquemos ciertas rutinas que, mecánicamente, repetimos día tras día y año tras año. Y no hay quien nos convenza de hacer lo que no nos gusta.
* Disfrutamos las cenas en familia, porque estamos todos grandes y nos reimos a morir contando historias antiguas, como la de la vez que mi tío casi prende fuego a mi papá con un globo aerostático. Después de las 00, llenamos la casa de amigos y amanecemos en el patio, mirando los fuegos artificiales al tiempo que proferimos exclamaciones del estilo: -"Ahhhh!"
* Cruzamos por la senda, cuando el semáforo para peatones muestra la atlética figura del muñequito blanco... aunque a veces especulamos un poquito y nos mandamos un trote para cruzar en rojo. El discman lo dejamos en casa para que no nos roben y porque come pilas como mi hermano caramelos.
* Cuando llegamos a algún lugar, saludamos a todos los presentes porque queremos hacerlo.
* Nos pasamos el día con el celular al hombro, mandando mensajes de texto a todo el mundo. Tipo 3 de la mañana, antes de salir, nos hablamos para combinar bien el encuentro. Al regreso, pedimos a nuestros amigos que nos avisen cuando llegan a casa... para poder dormir tranquilos.
* Gracias es "GRACIAS" y "Por favor", "POR FAVOR". Nos molesta la gente que no usa las "palabras mágicas".
* Preguntamos, antes de ir a ningún lado "Quiénes van?" porque ya no tenemos ganas de poner buena cara a esos que no soportamos nunca. Y si nos cruzamos con algún 'indeseable' lo saludamos amablemente y seguimos camino, teniendo la deferencia de mandarle afectuosos saludos a su familia.
La vida es bastante traicionera. Ponemos todo nuestro empeño en la construcción de una identidad bien definida. Somos sinceros con nosotros mismos, evitamos la hipocresía, desafiamos los convencionalismos en pos de crear una realidad distinta, sin las estructuras anquilosadas de las generaciones anteriores. Queremos hacer una senda propia, diferente... pero acabamos por convertirnos en nuestros padres!!!!!!!!! Y lo peor de todo es que nos sentimos orgullosos de ello.

No me gusta ser mujer (Perdón, Nacha!)

{ jueves, 17 de marzo de 2005 }
Y no... hoy no me gusta ser parte del género "sensible". Hoy quisiera tener esa simpleza que tienen los hombres.
Hoy quisiera poder decir: "Todo bien, si no tenés ganas de verme, llamo al flaco que me invitó a salir 300 veces en los últimos 10 minutos y hago un servicio a la comunidad". Pero la verdad que no puedo.
No tengo ganas de soportar un ganso durante 3 horas para terminar la velada con una miserable sesión de besos - porque, obvio... soy mujer!!, y ni en pedo pienso hacer más que eso - y volverme a mi casa lamentandome por perderme el maratón de 46 horas de "Cocina Fácil", en Utilísima Satelital.
Quisiera poder tomar taxativamente y sin reparos tus palabras, quisiera creer que: "Tengo que estudiar" significa EXACTAMENTE eso y no suponer que quisiste decir:"Prefiero estudiar de nuevo toda la carrera antes que pasar 10 segundos viendote la cara". Pero... soy mujer... y no puedo.
No puedo con mi genio, no puedo evitar que - muy en el fondo - una pequeña vocecita me susurre: "Mmmmm... será cierto? Qué te habrá querido decir?"... aunque quiera ahogarla a golpes, aunque prefiera morirme atragantada con mis palabras antes que decirte nada, no puedo evitar escucharla y que mi cabeza se llene de pequeños y desenfrenados monos tití.
Como a la cigarra, "tantas veces me mataron, tantas veces me morí", tantas veces me dijeron chau! sin que me diera cuenta... que ahora no sé reconocer cuando me están echando flit y cuando me están diciendo la verdad. Y en ese aspecto - acusen recibo, hombres del mundo!! - debo confesar que estás pagando la deuda kármica... sin darme cuenta te estoy haciendo responsable por los que no tuvieron huevos suficientes como para decirme de frente que ya no tenían ganas de estar conmigo.
Puedo soportar que te canses, que te aburras, que te fugues con Pampita o simplemente que mi compañía ya no te sea grata... pero nunca que no me lo digas en la cara.
Quedate tranquilo... no va a haber escena de llanto, ni preguntas, ni humillantes súplicas. Soy mujer... pero no tanto.
Si te vas, sólo quisiera poder darte las gracias.
Ahora, si verdaderamente estás ocupado, voy a buscar mi lápiz de labios, a pararme frente al espejo y - renegando de los divagues mentales que me acosan - voy a escribir bien grande: "NO ME GUSTA SER MUJER!!!"

Hot tips para hombres solidarios

{ martes, 15 de marzo de 2005 }
En una nueva entrega de la "Saga educativa para hombres", me propongo dejarlos espiar - sólo un poco - la mente de la mujer que han llevado a su cama.
Supongamos que han seguido mis consejos, progresado en sus relaciones inter-género y conseguido establecer un vínculo con cierta continuidad con una señorita de vuestro agrado. Han salido varias veces, se conocen y el grado de intimidad ha ido creciendo hasta llegar a la puerta del dormitorio.
Ya hemos hablado de las circunstancias previas - entiéndase "más-que-un-beso-menos-que-un-revolcón" - en el apartado "Zonas erróneas". Ustedes han conseguido entusiasmar. Y ella ha consentido (tácita o expresamente) consumar.
Se impone entonces exponer ciertas consideraciones de importancia, referidas a cómo proceder. Cabe destacar que, una vez que han cruzado el umbral de la recámara, no hay consejo que supla las apetencias de cada uno y la comunicación entre ambos, no obstante lo cual, entiendo que el género femenino coincidirá conmigo en los lineamientos generales que me propongo develar. A saber:

1. El poder de la palabra
Muchas veces y en diversos contextos he expuesto la importancia que reviste la comunicación verbal. Pues bien, entre las sábanas también es importante hablar.
No me refiero a discusiones sobre el reciente retiro de Gabriel Batistuta - que es una verdadera pena!!! - o a un intercambio de ideas a propósito de la reforma del plan de estudios de la UBA, sino a la emisión de ciertas interjecciones indicativas de vuestro estado psico-físico.
Si el procedimiento que la dama está llevando a cabo es de su agrado, es muy importante que se lo hagan saber pero CUIDADO con la terminología!! Consideren que es la primera vez que comparten un lecho antes de proferir imprecaciones del estilo: - "Eso me gusta. Te lo enseñó tu mamá?" Por favor, un poco de educación, muchachos.
Nada empece al uso de ciertos términos "vulgares", pero estos han de estar bien empleados y en ningún momento han de hacerle sentir a su acompañante que es demasiado ligera, salvo que busquen estropear el clima que tanto les ha costado generar.
Por otra parte, si el procedimiento desarrollado no es de su agrado, la regla se mantiene. Nada de: -" Sacá la mano de ahí!! Estás loca, yegua?"
Un simple gesto de disgusto comunicará eficazmente lo que quieren decir y no herirá los sentimientos de la señorita con la mano desorientada.
Un dato: Generalmente, las mujeres encontramos muy estimulante que nos hablen "mientras tanto". Una o dos frases bien construidas serán de gran ayuda para dejar contenta y feliz a la partenaire y para aumentar las probabilidades de reiterar el encuentro.

2. Tanteando el terreno
La exploración no autorizada de ciertas zonas de la anatomía femenina puede hacer que se lleven un chasco que de por tierra con todo lo que tenían previsto para el resto de la noche.
Ustedes saben que - frecuentemente - encender la libido de una dama suele ser un trabajo que requiere mucha paciencia. Entonces, traten de cuidar el fruto de ese trabajo. Nadie pasa un año cuidando un peral para luego pisotear las peras, no??
Si no están seguros de que la joven está dispuesta a consentir determinado procedimiento que tienen en mente, es mejor ir aproximándose con cara de disimulo y con muchísima sutileza, a fin de evaluar su respuesta, antes que ir directo al grano con desenfreno, porque si a la dama no le agrada que le arruinen el peinado y ustedes la toman salvajemente por el cabello, es muy posible que se genere en ella un rechazo de proporciones colosales que acabe en un portazo.
Intenten que les ofrezcan una mano antes de aferrarse con desesperación al codo. Tengan paciencia.

3. Reparto equitativo
Creo que la actitud que más aprecia una mujer en el hombre que se encuentra al otro lado de su cama es la que se desprende del lema "Uno para cada uno".
Si es la primera vez que sostienen un encuentro íntimo, se supone que querrán quedar lo mejor que se pueda.
Pues bien, si la cuenta de las veces que cada uno alcanza el clímax queda como el marcador de River contra Deportivo Barrio Gráfico (10 a 0) a favor suyo, la conclusión que es posible extraer de la velada es muy poco favorable para ustedes.
A pesar de que las mujeres no sentimos gran pasión por el fútbol, no nos gusta ni un poco perder por goleada, porque es un claro indicador de egoísmo, desinterés y falta de solidaridad. De más está decir que las mencionadas "virtudes" no dejan ganas de que vuelvan a tocarnos un solo pelo.
Si tienen esperanzas de devolver la muñeca de goma que guardan en el ropero, procuren repartir tan equitativamente como les sea posible. Un 4 a 3 es garantía de que tendrán buena fama entre las amigas de la señorita y - aún más importante - de que no necesitarán reparar pinchaduras para volver a disfrutar de compañía femenina.

4. Qué parte de NO no entendiste?
La tenacidad es una virtud que ha de ser reservada a metas como recibirse de apicultor o armar un equipo para jugar todos los jueves. Si lo que se pretende poner en práctica no es compatible en lo más mínimo con los gustos de su compañera, no se me pongan pesados.
Nada más irritante que un señor sentado de espaldas en el borde de la cama, haciendo pucheros y vociferando: "No podés ser tan cerrada!! Qué tiene de malo que quiera depilarte las cejas con una pinza de punta??? A mi ex le encantaba!!"
Lo que no gusta, no gusta. No hay lugar para las imposiciones a la hora de la interacción íntima. Por algo se le dice "interacción"!!
Si se desviven por ponerlo en práctica, hablen con ella y explíquenselo sin ponerse caprichosos. Quizás con un poco de tacto logren despertar su curiosidad y las consecuentes ganas de experimentar eso que a ustedes tanto les gusta, pero si la respuesta es "no"... mejor resignarse y tratar de explorar cosas nuevas que agraden a ambos.
Ah! Una advertencia: El factor sorpresa está fuera de la discusión!! Si ella ya ha expuesto que no quiere que la bañen en chocolate, no intenten probarle su punto de vista arrojándole una olla de cobertura para tortas encima ni bien le abran la puerta. Créanme... no funciona.

5. Un as bajo la cama
Esto va de yapa. No, está bien, no me lo agradezcan. (jajaja)
Si la velada ha sido más que aceptable y la dama desea reiterarla, este dato les será de gran utilidad: guárdense algún truco de los buenos para la próxima. No quemen todos los cartuchos en la primera cacería... quédense con uno bien explosivo para la segunda vuelta.
Imaginemos lo siguiente: se portaron bien, me hicieron caso y las cosas fueron sobre rieles. Se concerta un segundo encuentro, llega el momento de la verdad y ustedes despliegan su vasto y perfeccionado repertorio de mimos, que resulta exactamente igual al del encuentro inmediato anterior. Si ella se fue del primer encuentro pensando: "Muy bueno!", regresará del siguiente pensando: "Estuvo bien", que no es lo mismo.
Por el contrario, si en medio de la noche la sorprenden con una caricia que no pusieron en práctica la vez anterior, la dama pensará: "Epa... cuidado con Amílcar que se las trae!!" Y la dejarán preguntándose qué le tienen reservado para la próxima.
Cuando se les acaben las novedades y hayan agotado las de sus amigos, tienen dos opciones:
A) Recurran a Internet. En las páginas dedicadas a la sexualidad femenina (no pornográficas, por supuesto, sino científicas!!!) encontrarán mucha data de utilidad.
B) Déjen que ella les muestre lo que sabe... quizás se sorprendan gratamente!

Las mujeres no somos ni tan complicadas, ni tan impredecibles como ustedes creen. Nosotras también tenemos la idea fija... pero disimulamos mejor. Hagan un pequeño esfuerzo por prestar atención y descubrirán que todo resulta más sencillo de lo que esperaban. Eso sí, siempre recuerden la Regla de Oro:

"Solidaridad, comunicación, respeto y RESPONSABILIDAD!"