... and a happier New Year!

{ lunes, 24 de diciembre de 2007 }
Inexorable como siempre, el tiempo nos coloca nuevamente ante la agonía del año en curso. En apenas unos días contaremos las anécdotas de diciembre empezando con "El año pasado...", aunque hayan sucedido hace apenas semanas. Se vienen los raccontos, las reflexiones, los balances, las evaluaciones de personal, las postales electrónicas, los lagrimones por los que dejaron una silla vacía, los bonos de fin de año, las interminables versiones cinematográficas de "Un cuento de Navidad de Charles Dickens", el aguinaldo y las peleas para decidir quién la pasa con quién y dónde.
Yo me reservo un Chandón bien helado y un habano cubano que - como todos los años - consumiré en la puerta de casa mientras los vecinos se saludan en la vereda. Y me guardo un abrazo bien fuerte para el Tío, donde quiera que esté; una sonrisa medio llorosa (porque siempre lloriqueabamos juntas) para la Tía; un recuerdo de colonia de pino y Chesterfield para el abuelo; un gustito a calamares en salsa para la abuela y dos frases para Oscar: "La mesa es una ceremonia" y "Herrrrrrrrmoso, herrrrrmoso"... todo bien cerquita de las guerras de miga de pan y corchos que duermen desde hace años en el olvido.
Despediré con cariño al 2007, que me cobijó estudiante y me despacha graduada. Un año en el que la gente que uno más ama en el mundo gana dos veces la batalla contra la Parca, merece ser acompañado en su agonía y saludado con honores, aunque se me escapen unas lágrimas de sólo pensar en estrenar las inciertas páginas en blanco del 2008.
Vendrán tiempos de lucha, de aprendizaje y de sacrificios que - como pasa siempre - uno intuye cuándo empiezan, pero nunca sabe con exactitud cuánto habrán de durar. Lo más importante es salir enriquecido y fortalecido del proceso, que es lo que espero me suceda.
Vaya un deseo similar para quienes tengan que enfrentarse a la adversidad y para quienes ya la hayan superado. Que sea este un año de hacer, de resolver, de avanzar, de trabajar y de emprender. Que no nos sorprenda su diciembre con cosas pendientes, que no se nos pase la vida planeando, que no nos quedemos debiendo nada.
Un especial augurio de resultados positivos y balances en verde para todos y una frase, a manera de recordatorio: "La vida es eso que te pasa cuando estás ocupado haciendo otros planes".

¡¡¡ Un excepcional 2008 para todos!!!

Con el torno a ritmo de murga

{ lunes, 10 de diciembre de 2007 }
Cuando los de odontología egresan, los cuartos estériles y los sillones inmaculados se llenan de témpera y se sacuden por un rato la solemnidad. El silencio se rompe en mil pedazos con los cantitos de cancha y los flamantes "dentistas" derraman lágrimas de alegría con tanta intensidad que se olvidan de todas las veces que la Facultad los hizo llorar de tristeza.
El olor a huevos podridos de la victoria reemplaza por un instante ese penetrante aroma a Eugenol que parece ser la marca registrada de cualquier consultorio y una asquerosa lluvia de alimentos vencidos cae sobre los antes humillados estudiantes, convirtiéndolos mágicamente en colegas del mismo tipo que no los dejaba entrar a cursar si el explorador que traían era de la marca equivocada.
Todos se ensucian - egresados, familiares, amigos y transeúntes - y al mismo tiempo se enjuagan el alma, abrazan el sueño que la cursada de 8 a 20 hacía creer imposible. Son libres... y lo demuestran dando la vuelta olímpica alrededor del edificio, bajo la mirada de desaprobación de los bustos de la entrada.
Entonces, como por arte de magia, los tornos empiezan a girar con un ritmo que suena a murga. Se agitan las banderas, se salta sin control... y los vecinos salen al balcón, decididos a no perderse el maravilloso espectáculo que tiene lugar pisos más abajo: una horda de hombres y mujeres de ambo blanco - que una vez estuvo inmaculado - despidiéndo un olor insoportablemente fétido y bailando como si la vida fuera sólo ese momento. Y para ellos, lo es.
Cuando egresa un odontólogo, el mundo se detiene y le da licencia para olvidarse de todas las normas de higiene y salubridad, las bocas se abren sólo para hablar de alegrías o felicitaciones y los dientes sólo tienen importancia si son parte de una sonrisa que les dirige un ser querido.
Es un evento que se repite todos los años y que vale la pena presenciar... pero cuando quien se recibe no es simplemente "una odontóloga", sino una prima que es amiga, hermana, cómplice y compañera de aventuras, es un acontecimiento histórico. Es un evento fantástico e irrepetible que demuestra que todas las lágrimas, todo el esfuerzo y todo el sufrimiento valen la pena, cuando están puestos en la persecución de algo que se quiere con cada fibra del cuerpo. Es el incontenible orgullo de conocer en carne propia a quien enfrentó a los peores demonios y salió vencedora indiscutida. Es confirmar que - a pesar de todo - lo que está destinado a suceder, inevitablemente sucede.
Y lo mejor de todo es haber estado ahí para compartirlo con vos.


A todos los que se recibieron el 03/12/07, con los mejores deseos.-