La segunda "cita" y los errores que la acompañan

{ lunes, 8 de noviembre de 2004 }
Siguiendo un orden lógico, hemos hablado del primer acercamiento (No es bueno...) y de un primer estadio de intimidad (Zonas erróneas). Ambos sucesos pueden darse dentro del marco de un mismo encuentro, por lo cual se impone reflexionar sobre el espacio de tiempo que transcurre entre el primer y el segundo encuentro.



Error nº 1: La despedida (y dos variantes de error)



Imaginemos que el lector ha tenido en cuenta los consejos expuestos en los números anteriores de esta saga y ha tenido éxito, es decir, entabló diálogo con una dama y quizás hasta intercambiaron algunos besos. Pues bien, la noche avanza, febo asoma, la muchachada que nos acompaña comienza a impacientarse, mientras que el "amigo fisura" vomita cual Linda Blair en El Exorcista y las amigas de ella se ponen a jugar al oficio mudo, haciendo con la mano el clásico gestito de "nos piramos".

No da para más... hay que partir.Tenemos aquí dos hipótesis posibles:



Error 1.1: Me das tu teléfono, así no te llamo nunca?



Si no nos interesa establecer un contacto posterior, es verdaderamente infantil hacer creer que lo haremos. Las promesas del estilo: "Te llamo mañana", "Nos vemos el fin de semana que viene" o "A Mamá le va a encantar conocerte" son el principal motivo por el cual nos catalogan de molestas, acosadoras y desesperadas en las charlas que tienen lugar después del picadito del domingo.

Si ustedes son los que dejan abierta la posibilidad del reencuentro... por qué razón somos nosotras las incoherentes?

Mi consejo: No pidan teléfonos, no hagan propuestas absurdas, no juren amor eterno... disfruten el momento (Carpe Diem!!) y usen frases que denoten claramente que ese primer encuentro será también el último. Nada mejor que un "La pasé muy bien, cuidate. Mucha suerte!!" para quedar como duques. De esa forma, si la suerte vuelve a cruzarlos con la joven, en lugar de arrojarles un vaso de whisky por la cabeza, quizás hasta los saluda con la mano!!!



Error 1.2: Dejar que la situación se enfríe



Supongamos que la cosa marcha bien. La chica les gusta, quieren verla de nuevo. Piden teléfono. Lo consiguen... y lo marcan seis años después, un jueves a las 5 de la madrugada. Lo más probable es que responda el marido de la chica y les diga que ella está durmiendo porque el bebé la tuvo despierta toda la noche (mientras se escucha al crío llorar desesperadamente, porque el teléfono lo despertó!)

NUNCA... y repito con énfasis, NUN-CA dejen que la dama se enfríe. Si piden un teléfono con intención de marcarlo, tengan en cuenta que mientras ustedes suponen que nosotras estamos juntando orina y mirándolo con fijeza (aunque debo reconocer que generalmente es así), lo que en verdad sucede es que el entusiasmo del sábado se diluye con el correr de los días, hasta desaparecer por completo. Tengan en cuenta que coleccionar teléfonos no es un hobbie muy productivo que digamos... si no, traten de recordar cuándo fue la última vez que les fue de utilidad esa "Agenda paralela" que llevan!!!

Mi consejo: Traten de llamar dentro de un lapso prudencial - personalmente creo que seis días (Sábado - Jueves) es lo justo - y de hacerlo con la intención de combinar un encuentro. Nada peor que un llamado que termine con: "Bueno, que la pases bien en el cumpleaños de tu abuela!"



Error nº 2: The Ring ("El llamado")



Nos hemos despedido con dignidad. Suponiendo que la idea es verse de nuevo (Supuesto 1.2), nos encontramos frente a un papel - o al display del celular - que reza: "Juanita 15-XXXX-XXXX".Respiramos profundo... marcamos todos los números, menos uno, y cortamos. Miramos el papel. Recordamos el encuentro y marcamos de nuevo. Llama y--- Y?? Qué decir?

Cada uno sabe qué quiere conseguir: coincidir en el boliche, arreglar una salida diurna, encontrarse en la puerta de un albergue transitorio o poner fecha de casamiento. Sucede que no siempre sabemos cómo conseguirlo. Y ahí es donde los hombres se equivocan y todo se va al cuerno!!!!!

La conversación telefónica puede tomar tantos rumbos como personas hay en el mundo... pero lo que no puede, bajo ningún concepto, es caer en el absurdo, en el ridículo o en el infantilismo.

Es absurdo llamar para ver si la chica está babeandose sobre el tubo.

Es ridículo llamar para verse dentro de 10 minutos... para no mencionar que es casi como insinuar que la consideran una suerte de "Delivery de Entretenimiento".

Es infantil llamar sólo para tener la chance de mencionar lo ocupados que están o para decir cualquier idiotez de similar tenor.

Mi consejo: Sean la versión adulta de ustedes mismos. No finjan, no mientan, no pidan lo que no están dispuestos a dar. Creo que la conversación ideal es aquella en la cual se plantean los siguientes temas:

A) Cómo estás? / Cómo la pasaste el otro día? [Porque es importante conocer las impresiones del otro y que a su vez conozca las nuestras, por el bien de los futuros encuentros]

B) Tengo ganas de que nos encontremos [Porque llamar al pedo es peor que no llamar!! No sean vuelteros!!!]

C) Planificación concreta del encuentro o, en su defecto, arreglar un nuevo llamado.

Si en algún momento se dan cuenta de que no tienen ganas de concretar una segunda parte, sería increíblemente adulto y maduro poner en práctica la opción D), versión telefónica del supuesto 1.1

D) "La pasé muy bien el otro día, cuidate. Mucha suerte!!"



Error nº 3: Con amigos como esos, no hacen falta enemigos



Nosotras no somos las únicas que intercambian impresiones del fin de semana.

Cuadro de situación: Domingo, entre las 15 y las 20 horas, en la canchita del barrio. Los 10 de siempre se reunen a despuntar el vicio redondo. Conversación post-fulbito "tipo":

Sujeto 1 (El protagonista): - ¿Vieron la chica del sábado pasado? La llamé antes de ayer...

Sujeto 2 (El que no fue): - ¿Te levantaste una mina? ¿Qué onda? ¿Está buena?

Sujeto 3 (El que fue, y además se las sabe todas, pero no se levanta ni a la mañana): - Naaaaa, boludo, es un bagre!!! La llamaste?? Estás desesperado, che!!! jajajajajaaj

Sujetos restantes (Al unísono) : - JAJAJAJAJAJAJAJAAAAA!!!

Las ideas se agolpan en la mente del Sujeto 1, al tiempo que trata de pensar cómo salir airoso de la situación y recuperar el "respeto" de sus amigos.

Sonríe y responde:- Ya sé, ya sé... iba a decir que es una desgracia!! Ni en pedo la llamo de nuevo!!! Jajaja

Simplemente triste. Se olvidan de que la pasaron bien, de que la dama les gusta y de todas las razones que los impulsaron a buscar un nuevo encuentro, solamente porque no quieren quedar mal frente a los amigos que, por cierto, han sido víctimas de bromas de igual carácter en ocasiones anteriores.

Mi consejo: Recuerden que ya no tienen 10 años!! Cuántos de los que critican sus elecciones han salido con Pampita? Es hora de dejar de lado esa manía de competir para ver quién se levanta a la mejor mina (no sólo a la más linda... mejor implica un todo omnicomprensivo!!). Hagan lo que tienen ganas de hacer, y no lo que los muchachos les dicen que hagan... que ya estamos un poquito grandes para someter nuestras decisiones a consenso. Además, quién resulta perjudicado o beneficiado? Sus amigos o ustedes?



Error nº 4: Diálogos mentales y sucederes inventados



Nada peor que ir al encuentro de una mujer con 10.000 hipótesis de lo que puede llegar a suceder, de lo que ella puede decir y de lo que ustedes, con una sagacidad magistral, habrán de contestarle. Si vamos a ver a alguien por segunda vez en la vida, lo más probable es que sepamos tanto de esa persona como del desarrollo económico y social de Malasia en el siglo XII. Ergo, no sabemos cómo es, ni que piensa. No conocemos sus gustos y mucho menos podemos adelantar su comportamiento. Por ende, embarcarnos en suposiciones mentales absurdas nos mete presión en vano.

Mi consejo: LET IT FLOW! Lleguen al momento del encuentro teniendo en claro qué quieren ustedes, dejen que los acontecimientos fluyan solos y reaccionen al estímulo que la persona que tienen enfrente les ofrezca. No fuercen lo que no pueden manejar... y disfruten de la compañía femenina!



Error nº 5: A none mamo?... La inconveniencia de la segunda salida



Una despedida adecuada, un llamado interesante, oidos sordos a palabras incoherentes de los amigos y una mente despejada de presiones... llega el momento de decidir a dónde ir con la dama. La salida que surge como un "clásico" es el cine. Y hay que admitir que es una buena opción: la película da tema de conversación y evita los silencios incómodos. El silencio durante la proyección nos permite pensar con calma los pasos a seguir e incluso genera un ambiente que invita a la intimidad. ¿El error? No preguntarle si le gusta el cine, llevarla a ver un film francés que narra la vida de un karateka croata, comentar las partes de la película que no entendieron... estas cosas los hacen quedar, respectivamente, como desconsiderados, aburridísimos e idiotas. Y sí... el cine es un arma de doble filo.

Otra frecuente opción es el "encuentro causal" (no dice 'casual', sino CAUSAL) en el boliche. Vale... está bueno. Abre un amplio abanico de posibilidades... incluyendo la partida apresurada a las 2 horas de llegar.

No obstante, "El Reventón de Varela" no entra en la categoría de boliche. A las mujeres no nos gustan los lugares que huelen a vestuario, están ambientados como un galpón y a los que concurren 4 personas menos que la población de la provincia de Tucumán.

Las salidas diurnas son tiernas. Pero, personalmente, prefiero que una salida sea interesante, intrigante, divertida y hasta educativa... dejemos el adjetivo "tiernas" para las milanesas. Y esto no quiere decir que no sea lindo sentarse en un bar a tomar café o pasear de la mano por una plaza. Simplemente creo que la paranoia masculina transforma una salida simpática en una privación ilegítima su preciada libertad. Al principio, les parece buena idea... pero cuando se desdoblan y se ven a si mismos de la mano de una joven, sentados en un banco de plaza, algo dentro se agita inquieto y les grita: NO ME CASO NADA!!!!No me parece conveniente concurrir a un encuentro que los ponga nerviosos... para eso, vayan al cine!!! Preferible quedar como un desconsiderado, aburrido o idiota antes que como un paranoico.

La tentación es grande... y la carne es débil. La casa sola, una chica a mano... cuesta resistir el impulso de decirle con soltura: "Por qué no te venís para casa, que vamos a estar los dos solos?". Sin embargo, creo que deben hacer el esfuerzo. Las razones que expondré no tienen nada de conservadoras. Sucede que se plantea una serie de problemas que podrían afectar seriamente el curso natural de las cosas, a saber:

A) La dama podría sentirse insultada. Una "segunda cita" en un departamento vacío hace pensar que lo único que los motivó a llamar es que no tenían a otra para invitar. Y eso no es muy halagüeño que digamos... Obviamente, si los términos de la relación fueron esos, nada empece a que esto se produzca, pero - seamos honestos - es muy raro que las cosas se den así!! Además---- LABUREN UN POCO, CHE!! No se puede tener todo en bandeja!!

B) Ustedes podrían sentirse incómodos. Abrir las puertas de casa a una chica que apenas conocen implica - en ciertas circunstancias - destapar la Caja de Pandora. En casa hay fotos, efectos personales, obsequios de ex novias y adornos frágiles entre otras cosas. Todo esto implica que es posible que "la curiosidad mate al gato"... Se imaginan que les pregunte: "¿Quién es esta chica?", al tiempo que señala una foto de vuestra hermana?? Verdaderamente inspirador!!! Van a pasar el resto de la noche mirando de reojo la foto y agachando la cabeza con resignación... y ni hablemos si la foto es de Mamá!

Mi consejo: Al programar una segunda salida, tengan en cuenta las preferencias de la acompañante... que ya habrá tiempo para planear "sorpresas". Busquen un lugar en el que se sientan cómodos. No hagan nada que no hayan hecho antes... no es momento de experimentar. Dejen el bungee jumping para otro día y traten de pisar terreno firme. Quedarán como dioses si se muestran tranquilos, seguros y relajados... y ella se contagiará de ustedes.

Ya ven... las recetas para el éxito son muy simples, y tienen pocos secretos. Habrá más entregas de esta seción próximamente!!

Escudos y corazas

{ viernes, 5 de noviembre de 2004 }
Como en el juego "Calabozos y Dragones", tan popular en ese Universo paralelo en el que alguna vez fui niña, en la vida real cada uno de nosotros tiene una habilidad distinta para afrontar la interacción social.

Hombres y mujeres, sin distinción de raza, credo, nacionalidad o color de piel, nos envolvemos en corazas cuasi impenetrables para escapar del archivillano: el sufrimiento. Y emprendemos la tarea de construir nuestra armadura, que nunca estará completa, que no nos hará invulnerables y tendrá muchos puntos débiles, desde una edad muy temprana.

No hay planos, ni recomendaciones técnicas. Tendremos que perfeccionarla a medida que - ensayo y error mediante - vayamos descubriendo las fallas que presenta. La edad nos obligará a ajustarla. El dolor nos enseñará a reforzarla... y el amor la dejará oxidar en su caja, hasta que llegue el momento de lustrarla y volver a ponersela.

No hay dos corazas iguales, es cierto. Pero hay categorías... los seres humanos tendemos a caer en lugares comunes.

1. La alegría de vivir:

No es muy común, pero tampoco una rareza. Algunos prefieren prescindir de las enormes jaulas de hojalata y eligen colgarse un cascabel al cuello. Van por la vida sonriendo, siempre de excelente humor y con ganas de hacer amigos.

Le ponen buena cara al vendaval, son solícitos y educados ante el insulto y la agresión. Se protegen del dolor haciendo creer que son incapaces de sentirlo.

Requiere mucho coraje ir a la guerra sólo con un cascabel.

2. La ira:

Más popular entre los hombres, este modelo de armadura tiene un slogan tipo: "Soy muy malo, no me molestes, porque te surto!".

Y allí van los caballeros andantes, con cara de pocos amigos y ganas de repartir puntapiés, recorriendo la vida con altanería y poca paciencia. Esta coraza no tiene bolsillos en que quepan las simpatías ni las empatías. Sólo cabe en ella su dueño... y su enorme miedo a los otros.

Sin embargo, presenta una falla de capital importancia: se destruye completamente ante el poder de un abrazo sincero y cada ser querido abre en ella una grieta imposible de sellar.

3. La autosuficiencia:

Es quizás el modelo más caro. Se construye con sangre y se mantiene en condiciones alimentándose de la energía de quien lo usa. Su creador ha de estar dispuesto a usarlo el 90% del tiempo, incluso frente a los que ama.

Protege de desilusiones causadas por incomparecencia, pero requiere una enorme fuerza de voluntad: es un artefacto muy pesado, es muy difícil quitárselo y obliga a su poseedor a tomar todo en sus propias manos.

Su principal problema es el acostumbramiento. Quien la lleva puesta por mucho tiempo, tiende a perder su capacidad de confiar en los otros y se olvida de que, a veces, es necesario un hombro sobre el cual llorar.

4. La tibieza:

Se construye con cualquier material, se arregla con cualquier cosa. El único requisito ineludible para usarla es la carencia total y absoluta de pasión.

L@s tibi@s recitan para sus adentros: "Todo me da igual, todo me da igual" tantas veces, que termina siendo cierto. No importa la entidad del agravio, ni la intensidad del amor que tienen delante, son incapaces de reaccionar.

Es una armadura atérmica... no se puede ser frío mientras se la tiene puesta, pero tampoco sentir el fuego de la vida recorrernos el cuerpo.

5. La frialdad:

Hielo seco, crueldad, desinterés y cinismo, amalgamados cuidadosamente con una fuerte capacidad de almacenar angustia, dan por resultado este modelo de coraza.

Verdaderamente elegante por fuera, resulta increíblemente incómodo para el usuario, en tanto le aprisiona tan fuerte el alma que acaba por desintegrársela.

Contrariamente a lo que pueda pensarse, no se derrite con facilidad y, cuando comienza a hacerlo, bastará la más mínima brisa para que vuelva a aparecer en todo su esplendor.



Creo que no he olvidado mencionar ninguna pero, si lo hice, ruego me consulten... tenemos un catálogo muy completo para el interesado.

No obstante, quisiera recomendarles que obvien las corazas si no les son imprescindibles. Es poco recomendable usarlas por gusto, casi tan poco recomendable como usarlas por necesidad. Como artesana especializada en construcción y ferviente fanática del modelo autosuficiente, aconsejo evitar el acartonamiento y optar por combatir al villano como lo hacen los Quijotes: de frente y mirando a los ojos, aún corriendo el riesgo de recibir una estocada. Podría suceder que el gigante que nos atemoriza no sea más que un molino de viento...

A mi también me gustan las cosas simples!!

{ jueves, 4 de noviembre de 2004 }
En una de las tantas historietas de Mafalda - la obra maestra de Quino - Susanita y Libertad sostienen el siguiente diálogo:

S: - ¿Vos a qué edad pensás casarte, Libertad?

L: - Yo quiero a mi papá y a mi mamá

S: - ¿Y eso qué tiene que ver?

L: - Que cuando llegue el momento de complicarme la vida queriendo a gente fuera de mi casa, veré; por ahora me gustan las cosas simples.

La reflexión es verdaderamente magistral y decididamente irrefutable. Pero, a veces, la simpleza no es tan fácil de encontrar en la vida real... y especialmente en las relaciones "inter-género". La atracción física se confunde con el amor. El "touch and go" se interpreta como amor eterno.

No quiero pensar que la única posibilidad es tomar los votos y, sinceramente, la fórmula "Pobreza, castidad y obediencia" me presenta un doble inconveniente: en primer lugar, nada va más en contra de lo que soy que ese postulado, y por otra parte, no tengo la fuerza de voluntad como para cambiar tanto!!

Me gustaría creer que algún día te voy a encontrar. Que estás ahí afuera, recorriendo este mundo con la misma perspectiva que yo. Que sos ese hombre libre, despreocupado, divertido, sincero, pensante, apasionado, incansable y ambicioso (en el buen sentido del término) que yo necesito en mi vida. Que no me vas a pedir que deje de ser, que me vas a entender cuando digo que no soy celosa, que vas a respetar mi repudio a las labores domésticas, que vas a pasar por los mismos estadios que yo antes de tomar decisiones o alimentar sentimientos: atracción, confianza, intimidad, compañía, necesidad del otro... y finalmente (y luego de un período más que prudencial de tiempo) amor.

Pero, como dice el Maestro Dolina: El amor nos depara dos adversidades de opuesto signo: amar a quien no nos ama, y ser amados por quien no podemos amar. Y lo que generalmente sucede es que quien escribe está defasada con el resto de los mortales.

Así como mi cuerpo está programado al revés del pepino, potenciándose de noche y aletargándose de día, mi mente y mi alma corren igual suerte. Me enloquezco de amor a primera vista cuando el otro necesita tiempo. Pero tengo menos sentimiento que una ameba congelada cuando quien está enfrente mío empieza a creer que me ama. Para unos necesito mucho tiempo, para otros soy como el Banco Río... estoy siempre un paso adelante. Con suerte... sólo un paso!

Por eso me gustan las cosas simples. La sinceridad tan sincera que resulta rayana con la crueldad.

NO ME GUSTA:

1. Que den vueltas para decir las cosas. Si gusto, quiero que me lo digan de una. Si no - o si he dejado de gustar - también quiero saberlo inmediatamente. Sin vueltas. Sin anestesia.

2. Que me mientan. Estoy bastante crecidita como para creer en los Reyes. Me doy cuenta cuando me están mintiendo... y me molesta que me subestimen.

3. Que me apuñalen por la espalda. Nada más bajo, patético, hiriente y disvalioso que una traición. Y que conste que no me refiero a "cuernos", sino a vulgares mecanismos de engaño tendientes a conseguir que alguien salga perjudicado. Quien se considera tan inteligente y está tan decidido a damnificar, debería tener el coraje de hacerlo mirando a los ojos.

Por eso busco algo muy simple: Hombre, preferiblemente de entre 21 y 28 años, soltero, que quiera empezar algo y dejarlo fluir "hasta donde de".

Rebuscados, celosos, violentos, mitómanos, depravados, vagos, cafishios, delincuentes, influenciables, contadores, curas, psicópatas e hinchas de Racing, abstenerse.

Comunicarse conmigo desde que anochece hasta que empieza a clarear (Sepan que el sol me hace daño).

¿Me publicarán esto en Clarín fuera del rubro 59? No creo... son tan estructurados!!!

Mientras releo lo que escribí en este post pienso... que quizás lo simple es bastante complicado. Que en estas cosas no se puede pretender total coincidencia con el otro, sino sólo conformarse con un acuerdo en líneas generales.

Sin embargo, me niego a transigir (a veces soy tan terca!!). Bajo ningún concepto voy a resignar mi Libertad para convertirme en Susanita.

No cocino, no lavo, no plancho, no sé coser botones. No voy a dejar de trabajar para quedarme en casa a ver la novela de las 6 de la tarde. No quiero depender de mi pareja, ni que mi pareja dependa de mí. No puedo ofrecer sumisión (no sé ni cómo se pronuncia la frase "Sí, querido") y muchísimo menos pasividad. Así que ya mismo retiro mi solicitud de admisión al Convento, me cambio, y salgo a recorrer Buenos Aires. Con un poco de suerte, quizás consiga el Clarín.

Eso sí, nada de grillas literarias. Es muy complicado resolverlas... y a mi me gustan las cosas simples!!!