... Alcauciles para el olvido

{ jueves, 7 de julio de 2005 }
Cuando pretendemos olvidar a alguien, tiende a surgir de los lugares más bizarros, cual Jason o Freddie, y sentimos que las garras del recuerdo se extienden hacia nosotros inexorablemente.
No voy a preguntarme por qué... a esta altura, es una pregunta retórica. Pero el silencio no me saca el sabor amargo de la boca.
Hoy revelé las fotos del verano (Ya sé, estamos en Julio... Bueno!!). A medida que las iba mirando, revivía los buenos momentos, las risas. Me encantó ver mi cara... me vi muy linda, se ve que estaba en paz.
Una a una las fui recorriendo con nostalgia y con una sonrisa. Pero los Hados quisieron echar sal en mi herida, y ahí estaba.
Justo cuando había dejado de extrañar, cuando había conseguido sobrevivir sin verlo, sin escucharlo, sin leerlo en el MSN.
Dos días tuve de plenitud. Dos días de carencia de recuerdos, de ausencia de escalofríos, de adormecimiento de emociones, de acostumbramiento al vacío, de inspirar sin sentir angustia. Empezaba a creer que lo tenía superado.
Y tiene el descaro de aparecerse ahí, abrazándome, en una foto que no recordaba. Tiene la desfachatez de estar sonriendo, de verse contento. Todo volvió al principio. Retrocedí mil pasos, montones de horas de meditación y centenares de momentos de autocontrol en los que me impedía marcar todos los números de su teléfono, conectarme a Internet en horarios clave y darle click a "Enviar" al e-mail que guardo en la carpeta "Borradores".
Estoy de nuevo donde empezamos o, mejor dicho, donde terminamos.
Otra vez batallando por no ceder al virulento impulso de discar, de conectar, de recordar, de buscarlo.
Se le atribuye a William Shakespeare la frase "Intentar olvidar a alguien es querer recordarlo por siempre". No podemos hacer las dos cosas? No se puede recordar los hechos y olvidar las emociones?
Quisiera que mi memoria de ésto fuera como una crónica histórica: concisa, detallada, en orden cronológico y totalmente vacía de sentimientos. ¿Qué se puede sacar en limpio de este desorden mental? Pues nada.
Mal hubieramos aprendido Historia si Félix Luna hubiese escrito:
"Bueno, no me acuerdo cuándo, pero viene Rosas - que estaba divino, súper bronceado y marcadísimo porque había retomado el gym - y le dice a Encarnación: 'Mirá, Encarna, todo bien con vos, pero me da como que ya fue. O sea, estuvo re lindo mientras duró, pero no me copa que andes todo el día acomodándote la peineta o contando los alambres del miriñaque y no le des bola a la causa, me entendés?'
Y Encarnación Ezcurra - que se comenta que era re perra y tipo que tenía un carácter de mierda mal - le dijo que se dejara de joder y que no se le hiciera el macho.
Entonces, Rosas se la tuvo que comer, porque la mina no se iba a bancar ni ahí que la boludee... y como él la re quería, se puso las pilas y se arreglaron" (*)
Propongo, entonces, lo siguiente: cuando inventen todas las pavadas que muestra el cine Sci Fi de Hollywood (Ej: Máquina para predecir asesinatos a través de precogs, como en Minority Report), creo que debería dársele prioridad altísima a un "Organizador de Recuerdos" que transforme los confusos recuerdos sentimentaloides que nos quedan atascados en el cerebro en ordenadas crónicas con rigor histórico y carentes de emotividad.
Si alguien de la comunidad científica tiene en desarrollo algo por el estilo, me ofrezco como voluntaria para las pruebas.
Si no lo han tenido en cuenta hasta ahora... tengo la patente en trámite, sépanlo!!!


(*) Nota: No estoy segura de que la mujer de Rosas se llamara Encarnación Ezcurra, pero bueno... ustedes sabrán perdonar

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