A mi también me gustan las cosas simples!!

{ jueves, 4 de noviembre de 2004 }
En una de las tantas historietas de Mafalda - la obra maestra de Quino - Susanita y Libertad sostienen el siguiente diálogo:

S: - ¿Vos a qué edad pensás casarte, Libertad?

L: - Yo quiero a mi papá y a mi mamá

S: - ¿Y eso qué tiene que ver?

L: - Que cuando llegue el momento de complicarme la vida queriendo a gente fuera de mi casa, veré; por ahora me gustan las cosas simples.

La reflexión es verdaderamente magistral y decididamente irrefutable. Pero, a veces, la simpleza no es tan fácil de encontrar en la vida real... y especialmente en las relaciones "inter-género". La atracción física se confunde con el amor. El "touch and go" se interpreta como amor eterno.

No quiero pensar que la única posibilidad es tomar los votos y, sinceramente, la fórmula "Pobreza, castidad y obediencia" me presenta un doble inconveniente: en primer lugar, nada va más en contra de lo que soy que ese postulado, y por otra parte, no tengo la fuerza de voluntad como para cambiar tanto!!

Me gustaría creer que algún día te voy a encontrar. Que estás ahí afuera, recorriendo este mundo con la misma perspectiva que yo. Que sos ese hombre libre, despreocupado, divertido, sincero, pensante, apasionado, incansable y ambicioso (en el buen sentido del término) que yo necesito en mi vida. Que no me vas a pedir que deje de ser, que me vas a entender cuando digo que no soy celosa, que vas a respetar mi repudio a las labores domésticas, que vas a pasar por los mismos estadios que yo antes de tomar decisiones o alimentar sentimientos: atracción, confianza, intimidad, compañía, necesidad del otro... y finalmente (y luego de un período más que prudencial de tiempo) amor.

Pero, como dice el Maestro Dolina: El amor nos depara dos adversidades de opuesto signo: amar a quien no nos ama, y ser amados por quien no podemos amar. Y lo que generalmente sucede es que quien escribe está defasada con el resto de los mortales.

Así como mi cuerpo está programado al revés del pepino, potenciándose de noche y aletargándose de día, mi mente y mi alma corren igual suerte. Me enloquezco de amor a primera vista cuando el otro necesita tiempo. Pero tengo menos sentimiento que una ameba congelada cuando quien está enfrente mío empieza a creer que me ama. Para unos necesito mucho tiempo, para otros soy como el Banco Río... estoy siempre un paso adelante. Con suerte... sólo un paso!

Por eso me gustan las cosas simples. La sinceridad tan sincera que resulta rayana con la crueldad.

NO ME GUSTA:

1. Que den vueltas para decir las cosas. Si gusto, quiero que me lo digan de una. Si no - o si he dejado de gustar - también quiero saberlo inmediatamente. Sin vueltas. Sin anestesia.

2. Que me mientan. Estoy bastante crecidita como para creer en los Reyes. Me doy cuenta cuando me están mintiendo... y me molesta que me subestimen.

3. Que me apuñalen por la espalda. Nada más bajo, patético, hiriente y disvalioso que una traición. Y que conste que no me refiero a "cuernos", sino a vulgares mecanismos de engaño tendientes a conseguir que alguien salga perjudicado. Quien se considera tan inteligente y está tan decidido a damnificar, debería tener el coraje de hacerlo mirando a los ojos.

Por eso busco algo muy simple: Hombre, preferiblemente de entre 21 y 28 años, soltero, que quiera empezar algo y dejarlo fluir "hasta donde de".

Rebuscados, celosos, violentos, mitómanos, depravados, vagos, cafishios, delincuentes, influenciables, contadores, curas, psicópatas e hinchas de Racing, abstenerse.

Comunicarse conmigo desde que anochece hasta que empieza a clarear (Sepan que el sol me hace daño).

¿Me publicarán esto en Clarín fuera del rubro 59? No creo... son tan estructurados!!!

Mientras releo lo que escribí en este post pienso... que quizás lo simple es bastante complicado. Que en estas cosas no se puede pretender total coincidencia con el otro, sino sólo conformarse con un acuerdo en líneas generales.

Sin embargo, me niego a transigir (a veces soy tan terca!!). Bajo ningún concepto voy a resignar mi Libertad para convertirme en Susanita.

No cocino, no lavo, no plancho, no sé coser botones. No voy a dejar de trabajar para quedarme en casa a ver la novela de las 6 de la tarde. No quiero depender de mi pareja, ni que mi pareja dependa de mí. No puedo ofrecer sumisión (no sé ni cómo se pronuncia la frase "Sí, querido") y muchísimo menos pasividad. Así que ya mismo retiro mi solicitud de admisión al Convento, me cambio, y salgo a recorrer Buenos Aires. Con un poco de suerte, quizás consiga el Clarín.

Eso sí, nada de grillas literarias. Es muy complicado resolverlas... y a mi me gustan las cosas simples!!!

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